La Lámpara Transformadora

**El Deseo Inesperado** En una oscura tienda de antigüedades, Alex, un nerd de 17 años, encontró una lámpara vieja y polvorienta mientras buscaba objetos para su colección. Aquel lugar misterioso y desconocido parecía ocultar secretos, y sin pensar demasiado, la compró por unos pocos dólares. Esa noche, en la soledad de su cuarto, Alex, agotado de ser víctima del constante bullying por parte del entrenador Ferrer y de Lucas, el chico más popular y atractivo de la preparatoria, decidió frotar la lámpara para limpiarla. Una nube de humo plateada salió disparada, llenando la habitación de destellos. Sorprendido y sin dudarlo, dijo en voz alta: "Deseo que el entrenador Ferrer sea mi padre posesivo, protector y controlador y que el chico más popular, Lucas, me ame con locura y sea mi novio". A la mañana siguiente, Alex se despertó en una habitación impresionante, adornada con muebles elegantes y tecnología de última generación, completamente distinta a su austero cuarto. Se levantó confundido y bajó las escaleras, donde encontró al entrenador Ferrer esperándolo en la mesa del comedor, con una sonrisa cálida y paternal. —¡Buenos días, hijo! —dijo Ferrer con cariño—. Ya desayunaremos el desayuno que la criada nos hizo —añadió en un tono despectivo que dirigió a la mujer que estaba sirviendo los platos. Alex se dio cuenta con horror de que esa criada era su verdadera madre, ahora reducida a una sirvienta en su propia casa. En esta nueva realidad, Alex descubrió que su padre biológico había ignorado a su madre al saber de su existencia. Ferrer había tomado posesión completa del niño, alejándola y relegándola a un papel servil. Sin embargo, él no sabía nada de todo esto y simplemente aceptó su voluntad. —Ya nos vamos a la prepa, hijo —dijo el entrenador, abrazándolo con fuerza—. Recuerda que soy tu profesor allí, y que estoy orgulloso de tus calificaciones. Empezaremos a entrenar tu físico para que seas fuerte y tengas un gran futuro. Y esta noche celebraremos tu premio por las Olimpiadas Matemáticas del estado. Dime, ¿qué deseas? Te daré cualquier cosa que pidas. Alex se sentía extraño y abrumado por el súbito cambio en su vida. Todo se sentía como un sueño surrealista. En la preparatoria, al llegar con su nuevo "padre", notó que Lucas, quien antes le había hecho la vida imposible, se le acercó con una mirada completamente diferente. Había amor y dedicación en sus ojos. —Hola, Alex —dijo Lucas con suavidad, cogiendo su mano—. Te extrañé tanto, amor mío. Vamos al salón antes de que suene el timbre. A medida que pasaban los días, Alex empezó a vislumbrar la realidad del deseo que había hecho sin pensar. Ferrer era un padre amoroso y extremadamente protector, sí, pero también controlador y vigilante sobre todas las amistades y relaciones de su hijo. Sólo aquellos que pasaban su estricta aprobación podían acercarse a Alex. Ferrer aseguraba que sabía qué era lo mejor para él y no toleraba ninguna objeción. Por otro lado, Lucas era ahora su novio, y se mostraba constantemente posesivo y celoso. Aunque el amor de Lucas era intenso y genuino, su comportamiento rozaba la obsesión. Ferrer había permitido que Lucas fuera el novio de su hijo por dos razones: una, porque Lucas realmente amaba a Alex y otra, porque provenía de una familia adinerada y de buena clase social. Un día, mientras Alex caminaba con Lucas, este último se giró hacia él con una ternura preocupante. —Jamás permitiré que sufras, Alex. Si alguien se atreve a herirte o si alguna vez te soy infiel, pagaré con mi vida —murmuró, repitiendo la amenaza del entrenador Ferrer que había hecho horas antes. Mientras el tiempo pasaba, Alex se daba cuenta de las severas implicaciones de su deseo. Aunque ahora estaba protegido y amado, vivía en una jaula dorada, donde cada aspecto de su vida era controlado y monitoreado por dos personas extremadamente posesivas. Su libertad y autonomía se habían sacrificado en pos de una seguridad que nunca había pedido. La realidad que tanto anhelaba se convirtió en un sueño inquietante del que no podía despertar. Alex aprendió una lección dura y eterna; las palabras y los deseos tienen un poder inmenso, y a veces, en la búsqueda de un alivio inmediato, uno puede terminar atrapado en una pesadilla sin escapatoria.