**La Lámpara que Cambió Todo**

Había una vez un joven de 17 años llamado Alex, un nerd delgado y con gafas gruesas, que disfrutaba más de resolver ecuaciones que de participar en actividades deportivas. En su escuela, sufría constante bullying por parte del entrenador de educación física, el Sr. Martínez. A sus 33 años, el Sr. Martínez era todo lo contrario a Alex: musculoso, atractivo y terriblemente narcisista. Cada día en la escuela era una pesadilla para Alex, quien soñaba con una vida diferente, una en la que no tuviera que lidiar con el abuso del Sr. Martínez. Un día, mientras caminaba por una tienda de antigüedades, Alex encontró una lámpara antigua que atrajo su atención. Decidió comprarla sin saber que tenía el poder de cumplir cualquier deseo. Al llegar a casa, sujetó la lámpara y dijo en voz alta, sin realmente pensar en las consecuencias: "Deseo que el entrenador Martínez sea mi padre, posesivo, protector y controlador". Al día siguiente, Alex se despertó y notó que algo era diferente en su casa. Bajó para desayunar y, para su asombro, vio al Sr. Martínez sentado en la mesa de la cocina, sonriendo cariñosamente. —Buenos días, hijo —dijo el Sr. Martínez con una calidez que Alex nunca había visto antes—. Ya desayunaremos y nos iremos a la preparatoria. Recuerda, hijo, que en la escuela soy tu profesor. Estoy muy orgulloso de tus calificaciones y empezaremos a entrenar tu físico para que seas fuerte. Alex escuchaba en estado de shock mientras el Sr. Martínez continuaba hablando. —Y volviendo a lo de siempre, no puedes tener amigos porque nadie está a la altura de ti, mi adorado hijo. Cualquiera que se acerque a ti conocerá mi furia y no deseará tenerme de enemigo. Nadie toca lo que es mío, y tú eres mío y solamente mío, mi pequeño. Aunque la situación era desconcertante, Alex notó un cambio importante: ya no sentía miedo al Sr. Martínez, ahora su "padre". Apenas podía comprender cómo había ocurrido este cambio, pero se dio cuenta rápidamente de que su vida ya no sería la misma. Durante los días siguientes, el Sr. Martínez cumplió su promesa de entrenar a Alex, enseñándole a ser más fuerte cada día. Alex, sorprendentemente, comenzó a disfrutar estos entrenamientos, notando cómo su cuerpo se volvía más ágil y resistente. Sin embargo, la sobreprotección del Sr. Martínez pronto se volvió una carga. Su deseo de controlar todas las facetas de su vida, incluido prohibirle tener amigos, se convirtió en una presión constante. Con el tiempo, Alex se dio cuenta de que cada acción trae consecuencias, y no todas las soluciones son tan simples como parecen. Anhelando recuperar el equilibrio en su vida, rascó los restos de cera de la lámpara, deseando en silencio que las cosas volvieran a ser normales, sin la intimidación del Sr. Martínez pero también sin ese control asfixiante. Y así, una mañana despertó y volvió a encontrar la vida como solía ser. Sin embargo, ahora el Sr. Martínez parecía haber cambiado un poco; aunque seguía siendo su amenazante entrenador, algo en su actitud había mejorado, y su trato con Alex era un poco más respetuoso. Alex aprendió una valiosa lección sobre deseos y la importancia de la valentía para enfrentar sus problemas y que los verdaderos cambios comienzan en uno mismo.