**La Ira del Vampiro**

En una oscura colina, donde la luna siempre parecía brillar más intensamente, vivía un vampiro conocido como Lucien. Lucien era un ser impresionante; atractivo de una manera que desafiaba la lógica, con músculos esculpidos y una presencia que dejaba sin aliento a cualquiera que se cruzara en su camino. Sin embargo, su belleza exterior solo servía para ocultar un corazón frío y amargado, principalmente producto de su egolatría y narcisismo exacerbados. Lucien aparentaba tener 25 años, la edad en la que fue transformado siglos atrás. Su naturaleza inmortal le permitía disfrutar de un eterno porte juvenil, pero su inmortalidad había adquirido un amargo tinte cuando la mujer que amaba, Eveline, se casó con un mortal llamado Thomas. La traición que sintió fue tan profunda que decidió planear la venganza perfecta: robar su felicidad. Una noche cálida de verano, Lucien se deslizó sin esfuerzo en la casa de Eveline. Los habitantes de la casa dormían profundamente, sin sospechar lo que estaba a punto de ocurrir. En la cuna, un bebé de apenas unos días de nacido dormía serenamente. Lucien, con sus intenciones maliciosas, inicialmente planeaba terminar con la vida del infante. Pero cuando lo tomó entre sus brazos y miró esos pequeños ojos inocentes, sintió algo distinto. En lugar de destruir, decidió transformar su venganza. Se llevaría al bebé y lo criaría como suyo, robándoles a Eveline y Thomas la oportunidad de ver crecer a su hijo. Y así lo hizo. Lucien nombró al bebé Thaddeus. El vampiro, que podía ser cruel y despiadado con el mundo exterior, demostró amor y ternura solo hacia Thaddeus. Con el paso de los años, Lucien se volvió sobreprotector y posesivo, temeroso de perder al único ser que le otorgaba una razón para vivir. Eveline y Thomas buscaron desesperadamente a su hijo, sin descanso. Lucien, astuto y siempre un paso adelante, huía cada vez que la pareja se acercaba a descubrir su paradero. La vida de Thaddeus, sin embargo, transcurrió en un remanso de cariño extraño, donde era educado en un aislamiento casi total. El chico creció con habilidades y conocimientos sobresalientes, convirtiéndose en un verdadero prodigio académico, un nerd orgulloso de su intelecto con diecisiete años. El destino, sin embargo, decidió intervenir. Thaddeus, al ingresar a una prestigiosa academia, se encontró siendo instruido por dos maestros nuevos: Eveline y Thomas. La conexión fue inmediata e inexplicable para él, sentía una afinidad que no podía comprender. Eveline y Thomas, aunque no revelaron sus sospechas de inmediato, reconocieron a su hijo perdido. El miedo y el pánico se apoderaron de Lucien cuando entendió que su secreto estaba en peligro. En un arrebato de desesperación y rabia, asesinó a la pareja, silenciando su verdad con sus propias manos. Sus acciones no pasaron desapercibidas para Thaddeus, quien vio la crueldad desnuda de su supuesto padre por primera vez. El horror de la revelación fue un golpe devastador. A partir de ese momento, Thaddeus tomó una decisión difícil: debía alejarse de aquel ser que, aunque le había criado, ahora demostraba haber sido el causante de tanto dolor. Lucien, aterrorizado por la idea de perder a su único hijo, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para recuperarlo. Al ver la determinación en los ojos de Thaddeus, supo que no podría utilizar la fuerza bruta para retenerlo. El vampiro, con su astucia milenaria, buscó la manera de manipular, suprimir y hasta rogar, todo en un intento desesperado por evitar la soledad eterna. Sin embargo, Thaddeus había logrado encontrar la verdad y comprendió finalmente la atrocidad que había marcado su existencia. Con una fuerza desconocida, rechazó las súplicas de Lucien y decidió, con todo el dolor que conllevaba, alejarse para siempre. El rapaz, que ahora conocía la verdad de su origen, eligió forjar su propio camino, dejando atrás la sombra de un padre que nunca fue realmente suyo. Lucien, al ver alejarse a su único vínculo con la alegría, quedó sumido en una tristeza infinita, una penumbra de su propia creación, reflejando en su destino el corazón oscuro que siempre había llevado consigo.