La historia del nerd que sin querer pide un deseo con la intención de vengarse de su bully CEO, pero termina en una relación apasionada y posesiva.

Había una vez un hombre llamado Tomás, quien a sus 25 años era considerado como un nerd, obeso, feo, pobre y débil. Trabajaba en una gran corporación, donde desgraciadamente era objeto de bullying por parte de su jefe, el CEO Regino, un hombre atractivo, musculoso, ególatra, millonario y narcisista de 27 años que parecía disfrutar humillar a Tomás. Un día, durante su horario de almuerzo en la oficina, Tomás encontró una lámpara mágica. Al frotarla, un genio surgió, y le preguntó qué deseo quería cumplir. Tomás, aún en shock, decidió hablar con su amigo más cercano, Daniel, quien trabajaba en la misma oficina. Daniel, en tono de broma, sugirió: "¿Por qué no pides que tu jefe se convierta en tu esposo? Un tipo amoroso, celoso, posesivo y dominante que solo tenga ojos para ti" y juntos se rieron de la idea. Sin darse cuenta, Tomás pronunció el deseo en voz alta y el genio, escuchándolo, decidió cumplirlo. Al día siguiente, Tomás despertó al lado de un Regino totalmente desnudo. "Amor, ¿estás bien?" fueron las primeras palabras que el CEO le dijo a Tomás, quién apenas podía creerlo. Entre palabras y sonrisas coquetas, Regino logró seducir a Tomás y finalmente terminaron haciendo el amor. Tras un momento de intimidad, Tomás, todavía en su papel de empleado diligente, sugirió que debían ir a trabajar, a lo que Regino respondió riendo, "cariño, nosotros podemos llegar a cualquier hora. Deja de preocuparte y continuemos en lo nuestro". Entonces, el celular de Tomás sonó y al ver el número de Daniel, Regino mostró una expresión posesiva y celosa. "¿Por qué ese empleado sigue llamándote? Ya le advertí que tú eres solo mío y que no debe acercarse a ti. Tendré que golpearlo", exclamó Regino. Tomás, sorprendido por la reacción de Regino, se acercó a él para calmarlo. Con un beso, logró tranquilizarlo y volvieron a hacer el amor, dejando atrás las preocupaciones del día a día, al menos por ese momento. Todo gracias a un deseo pronunciado en un instante de humor que cambió completamente la vida de Tomás.