Intercambio Inesperado-4

Era un día soleado en la secundaria de Meadowbrook. Jack y Daniel vivían vidas completamente diferentes. Jack era el Quaterback estrella del equipo de fútbol, un joven increíblemente atractivo, musculoso y admirado por todos. Su confianza era desbordante, llegando al punto de ser ególatra y narcisista. Por otro lado, Daniel era todo lo contrario: un nerd de 17 años, tímido, debilucho y abiertamente homosexual, a quién le resultaba difícil encajar. Una tarde, después de una práctica de fútbol, Jack se escabulló en el laboratorio de ciencias para molestar a Daniel, su víctima favorita. Mientras discutían, ambos tocaron simultáneamente un artefacto extraño que Daniel estaba estudiando en secreto. Inmediatamente, una luz cegadora llenó el cuarto, y al abrir los ojos, cada uno se encontraba en el cuerpo del otro. Daniel, ahora en el cuerpo de Jack, se observó en el espejo de cuerpo entero del vestuario. Su mirada recorrió el torso definido y los músculos abultados. Una parte de él no podía creer lo que veía. Flexionándose, sentía una mezcla de admiración y euforia. Rápidamente, surgió la idea de quedarse en ese cuerpo para siempre. Por otro lado, Jack, atrapado en el cuerpo de Daniel, no compartía el mismo entusiasmo. Sentía repulsión y desesperación, y trató de buscar maneras de revertir el cambio. Pero, Daniel se adelantó. Convenció a Jack de que, para evitar sospechas, deberían fingir ser pareja. Para Jack, fue traumático, pero no tuvo más remedio que aceptar temporalmente. Con el paso de los días y semanas, Daniel, en su nuevo imponente cuerpo, comenzó a adaptarse y a disfrutar de las ventajas de ser el deportista más popular de la escuela. Pero algo más profundo se desarrollaba en su interior. A cada momento con Jack, quien ahora vivía como Daniel, descubría sentimientos nuevos y profundos. Su enamoramiento se intensificaba, y con ello, su necesidad de proteger y poseer a Jack. Un día, Daniel vio una escena que encendió sus celos. Jack, conversando con otro chico cerca de los casilleros. La ira y el temor de perder a su amado lo consumieron. Lo arrastró al vestuario, cerró la puerta con fuerza, y con una voz ferviente le dijo: "¿Por qué estabas hablando con él? Eres solo mío." Sin esperar respuesta, lo besó con intensidad, y esa pasión terminó llevándolos a una noche de relaciones íntimas. El tiempo pasó, y Daniel, en el cuerpo del Quaterback, propuso matrimonio a Jack. La petición fue aceptada, sellando así un futuro juntos. Su amor devoto y posesivo aseguraba que Jack, su "reina", siempre estaría a su lado, bajo su cuidado y protección. Aunque sus inicios fueron poco convencionales y atados a mentiras, Daniel sentía que finalmente tenía todo lo que siempre había deseado: un cuerpo imponente, una vida envidiable y el amor eterno de su ahora íntimamente ligado Jack.