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Question: Escriba una historia en la que un joven nerd de 14 años que toda su vida fue olvidado y despreciado por su padre un importante actor y modelo de 30 años por ser ante el alguien insignificante y debil, este joven sufre de bullying en la prepatoria, y para colmo el es victima de una apuesta que hizo el chico mas popular de la preparatoria en la que lograria enamorarlo y luego humillarlo, el joven al enterarse de la verdad, ingiere un veneno, es encontrado y llevado al hospital, llaman al padre, pero el padre dice: no me interesa lo que el hizo despues de decirlo sigue teniendo sexo con su amante, el joven muere producto del veneno y despues de muchas horas, aparece el padre lo llevan a la habitacion del joven, al verlo muerto la culpa lo carcome y llora, despues del entierro, el padre se entera de que murio el hijo, como el dolor, la culpa y el arrepentimiento lo carcomen , al enterarse que el joven murio por una apuesta, toma una pistola y tomando una foto dice: matare al culpable de tu muerte hijo y ya me vengare de todos tus bullys, la locura lo carcome.
Elián era un joven de 14 años, tímido y extremadamente inteligente, que pasaba su tiempo entre sus libros y videojuegos. Su vida brillaba en el ámbito académico, pero enfrentaba una tormenta constante de desprecio y olvido por parte de su padre, un famoso actor y modelo de 30 años, llamado Alejandro. Para Alejandro, Elián era una sombra débil e insignificante que nunca alcanzaría nada en la vida. Este desdén paterno solo exacerbaba los problemas de Elián en la preparatoria donde era constantemente acosado. El chico más popular de la escuela, Julián, un joven carismático y cruel, había hecho una apuesta con sus amigos. Afirmó que podría enamorar a Elián, solo para luego humillarlo públicamente. Elián, hambriento de afecto y aceptación, terminó cayendo en la trampa. Durante semanas, Julián fingió ser su amigo e, incluso, su confidente. Elián, ingenuo y desesperado por algún asomo de cariño, comenzó a enamorarse. El cruel desenlace de la apuesta llegó de manera despiadada. Frente a toda la escuela, Julián reveló la verdadera naturaleza de su relación con Elián. La humillación fue pública y devastadora. Sin ver salida o esperanza, Elián se retiró a su hogar, un lugar que nunca había sido refugio pero al menos era una pausa en su tormento cotidiano. Tras la humillación, Elián encontró consuelo en una botella de veneno que había hallado en un rincón olvidado de la casa. Decidió que el dolor debía terminar. Dejó una corta nota en su escritorio, disculpándose por ser una decepción y expresando su esperanza de que al menos en la muerte pudiera encontrar algo de paz. Desplomado en su cuarto, fue encontrado horas más tarde por su madre, que llamó inmediatamente a una ambulancia. Llevado al hospital en estado crítico, los doctores hicieron todo lo posible por salvarlo. Mientras tanto, su madre llamó a Alejandro, informándole del estado de su hijo. —No me interesa lo que Elían haya hecho —respondió fríamente Alejandro antes de volver a su amante, sumido en su propio placer y desinterés. Esa noche, Elián murió, solo, rodeado de monitores y luces frías de hospital. Pasaron varias horas antes de que Alejandro decidiera aparecer en el hospital. Lo llevaron a la habitación donde se encontraba el cuerpo sin vida de su hijo. Fue la primera vez en muchos años que Alejandro miró realmente a Elián y vio algo más que su propio fracaso. Vio a un niño roto, contado con suficiente dolor como para consumirse por completo. La visión carcomió su indiferencia y la culpa comenzó a enraizarse profundamente. Durante el entierro, Alejandro fue un espectador vacío. No lograba asimilar por completo el hecho de que su hijo se había ido y que él era, en gran parte, la causa de su dolor. Tras el funeral, se enteró por un grupo de chicos acerca de la apuesta que motivó el suicidio de Elián. Los detalles actuaron como martillos, forjando un arma de venganza en su alma rota. Una noche, tomando en mano una pistola, Alejandro se sentó frente a una foto de Elián. La estudiaba con un nuevo entendimiento, con el dulce rostro contagiando un dolor profundo e insaciable. —Mataré a cada uno de los culpables de tu muerte, hijo mío —murmuró, su voz rasgando la quietud de la habitación—. Me vengaré de todos tus bullies. La locura lo abrazó en un susurro oscuro, desmoronando su ser. Así inició un descenso en espiral, donde Alejandro buscaría justicia a su manera torpe y desolada, mientras su hijo permanecía en la única paz que la muerte había podido ofrecerle.
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