How a Fairy Changed a Man's Body for a Year

Había una vez un hombre llamado Rodrigo, de 35 años, casado con una mujer hermosa, y que la vida le había concedido un cuerpo atractivo y musculoso. Pero su atributo más asombroso era su narcisismo y egolatría sin igual que a menudo lo llevaban a ser infiel a su amada esposa. Su reputación precedía a sus actos y conocerlo era la desgracia más grande de su vecino Bruno, un hombre de 34 años de edad que siempre había estado enamorado de la esposa de Rodrigo. Bruno era un hombre de contextura obesa, con poca gracia y bastante tímido, pero era bondadoso y genuino. Un día, Rodrigo cometió un error tras otro, siendo desleal a su esposa una vez más, pero esta vez con una bruja desconocida por él. Como retribución al dolor causado, la bruja decidió castigar a Rodrigo. Utilizando un hechizo de cuerpo cambiante, ella cambió de lugar los cuerpos de Bruno y Rodrigo, dejando a Rodrigo atrapado en el cuerpo de Bruno. Cuando Rodrigo se despertó esa mañana y se vio al espejo, estaba horrorizado de encontrarse con la cara y cuerpo de Bruno. Entró en pánico, pero pronto se dio cuenta de su predicamento. Por otro lado, Bruno se despertó confundido, pero rápidamente se sintió agradecido con la fortuna que le había sido otorgada. Decidido a cambiar su destino, decidió comportarse como el Rodrigo musculoso y atractivo que él admiraba, pero también juró no repetir los mismos errores de infidelidad. La vida continuó de maneras sorprendentes. Rodrigo, ahora en el cuerpo de Bruno, tuvo que aprender a vivir sin su atractivo físico y descubrió la profundidad de su egoísmo. Por primera vez en su vida, tuvo que trabajar realmente por las cosas, ganándose el respeto y el cariño de la gente por su personalidad y no por su apariencia. Bruno, ahora en el cuerpo musculoso de Rodrigo, cuidó de su esposa con todo el amor que siempre había sentido por ella. Aunque atractivo y carismático, se mantuvo fiel y amoroso, y con el tiempo, logró ganarse el corazón de ella. Por extraño que pareciera, ambos hombres encontraron la felicidad en sus nuevas circunstancias. Rodrigo aprendió a valorar a los demás por su personalidad y no por su apariencia, mientras que Bruno finalmente pudo expresar su amor por la mujer de sus sueños sin el miedo de ser rechazado por su apariencia. Y así, este extraño castigo de cambio de cuerpo se convirtió en una bendición oculta para los dos.