**Hechizo del Amor Inesperado**

En una noche oscura y lluviosa, Aurelio Casillas y su grupo de sicarios se internaron en la densa selva mexicana. Siguiendo el rastro de leyendas y rumores, llegaron a un antiguo templo maya escondido en las profundidades. Entre oro, joyas, y artefactos invaluables, una estatua peculiar los observaba desde el centro del recinto. Sin darle mayor importancia, comenzaron a saquear, inconscientes del poder ancestral que acababan de despertar. Pocos días después del asalto, Aurelio comenzó a sufrir extrañas pesadillas y a ser visitado por visiones. Algo dentro de él cambiaba, una obsesión incontrolable que nunca antes había conocido. Fue entonces cuando vio al joven nerd por primera vez, un arqueólogo de nombre Daniel, con la cara llena de granos y gafas gruesas, que estaba investigando sobre la arquitectura del templo maya asaltado recientemente por los hombres de Casillas. Aurelio sintió un deseo irrefrenable por Daniel, un deseo que nunca había sentido por ninguna de sus amantes. Ordenó a sus hombres investigar todo sobre él, conocer sus rutinas, sus gustos, sus miedos. Cuando finalmente obtuvo toda la información que necesitaba, sabiendo el impacto que sus acciones generaban en los demás, decidió acercarse a Daniel. Una tarde, mientras Daniel analizaba detalladamente unas inscripciones mayas en su modesta oficina, Aurelio irrumpió, irradiando confianza y peligro. El joven arqueólogo levantó la vista, sorprendido de ver a un hombre que aparentemente no tenía nada que ver con el ámbito académico. —Daniel, ¿verdad? —dijo Aurelio con una sonrisa cautivadora. —¿Quién eres tú? —preguntó Daniel con evidente inquietud. —Me llamo Aurelio Casillas. He oído mucho sobre ti. —La voz de Aurelio era suave pero peligrosa. Daniel se sintió incómodo y retrocedió un paso. —¿Qué quieres de mí? —Quiero que seas mi novio. —dijo Aurelio, su mirada firme e inquebrantable. Daniel soltó una risa nerviosa. —Nunca me fijaría en un mujeriego que se cree un gran hombre por tener muchas mujeres. Además, no quiero ser parte de ese mundo del crimen y destrucción. Las palabras de Daniel enojaron a Aurelio, quien apretó los puños y respiró hondo para calmar su furia. —Si fueras otra persona te mataría por lo que acabas de decir. Pero tú... tú me has vuelto loco. Serás mi novio, y serás solamente mío. En las semanas siguientes, Aurelio se dedicó a intentar conquistar a Daniel de todas las maneras posibles, algo completamente fuera de su naturaleza violenta. Envió regalos, fue a sus conferencias, incluso fingió interés en la arquitectura maya. Pero Daniel permanecía firme, resistiendo sus avances a pesar de la presión y el temor. Cada rechazo sólo incrementaba la obsesión de Aurelio. Lentamente, el poderoso narco comenzó a darse cuenta de que la única manera de ganar el amor de Daniel no sería a través de la fuerza o la intimidación. Tendría que cambiarse a sí mismo de forma genuina, dejar atrás la vida que había conocido siempre. Empezó a mostrar actos de generosidad y bondad que nunca antes había demostrado. Con el tiempo y mucho esfuerzo, la muralla de rechazo que Daniel había construido comenzó a mostrar pequeñas grietas. A una última y desesperada cena organizada por Aurelio, donde sus hombres no se encontraban y la atmósfera estaba llena de honestidad y vulnerabilidad, Daniel finalmente vio una versión de Aurelio que jamás hubiera imaginado. —Si quieres estar conmigo —dijo Daniel, mirándolo a los ojos—, tienes que demostrar que has cambiado. Que eres sincero. Y llevará tiempo. Aurelio asintió, sabiendo que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario, incluso enfrentarse a sus peores enemigos y a su propio violento pasado, para ganarse el corazón del joven arqueólogo que, irónicamente, lo había transformado en alguien mejor. Así, comenzó el verdadero reto para Aurelio Casillas, uno que involucraba más sacrificio y amor que cualquier batalla que hubiera librado.