**Garras y Secretos en la Manada Oscura**

Hace más de un siglo, en las profundidades de un denso bosque, habitaba una manada de lobos liderada por un hombre lobo que imponía su voluntad en su territorio. Ese líder, conocido como Klaus, era una figura imponente y atractiva, un hombre lobo musculoso cuya apariencia aparentaba los veinticinco años, pero en realidad, tenía 130 años. Klaus era ególatra y narcisista, disfrutando del control y adoración que sus seguidores le brindaban. A pesar de su poder, Klaus alguna vez se había permitido amar. La mujer de su desvelo era una humana llamada Elena. Pero Elena, lejos de caer rendida a sus pies, eligió a un hombre mortal y se casó con él. Esta traición hirió profundamente el orgullo de Klaus, y en su enfado, urdió una brutal venganza. Una noche oscura, mientras Elena y su esposo dormían profundamente, Klaus entró furtivamente en su hogar y raptó a su recién nacido. Su intención inicial era cruel y definitiva: matar al bebé y dejar a la pareja sin esperanzas. Sin embargo, cuando Klaus sostuvo al pequeño en sus brazos, algo en él cambió. No pudo asesinarlo y decidió que una venganza más retorcida sería criarlo como su propio cachorro, apartando al pequeño de sus verdaderos padres para siempre. Elena y su esposo buscaron desesperadamente a su hijo durante años, pero Klaus siempre estaba un paso adelante, ocultándose astutamente con la manada cada vez que la pareja se aproximaba. Mientras tanto, el niño, al que Klaus nombró Alexander, crecía bajo su rígida protección. Klaus mostraba un amor incondicional pero extremadamente posesivo hacia Alexander, controlando meticulosamente todo su entorno y las personas con las que interactuaba. Alexander, un joven nerd y bondadoso, fue aislado de casi todas las relaciones, teniendo sólo al futuro Beta y al Delta como sus únicos amigos. Al cumplir diecisiete años, Alexander se encontró con dos nuevos maestros en su escuela; sin que él lo supiera, eran sus verdaderos padres, Elena y su esposo, infiltrados y aún en la incansable búsqueda de su hijo. Klaus, sintiendo la amenaza de su revelación, no dudó y eliminó brutalmente a Elena y su esposo una noche, resolviendo que no perdería a su "cachorro". El amor de Klaus y la devoción de Alexander continuaron, aunque el joven comenzó a experimentar el dolor de un primer amor no correspondido. Alexander confesó a Klaus su amor por una compañera de clase que lo había rechazado. La furia del hombre lobo desencadenó de inmediato un plan de venganza para ella. Esa misma noche, Klaus se presentó en la habitación de la chica, usando su formidable poder para atemorizarla y someterla. Le explicó que su hijo siempre sería lo primero, y le demandó que rompiera con su novio, pidiera perdón a Alexander y lo aceptara como su futuro esposo. La chica, aterrorizada, accedió a todas las demandas de Klaus, sin revelar a nadie su espantosa visita. Con el tiempo, la joven cumplió con lo prometido y comenzó una relación con Alexander, quien nunca supo la verdadera razón de su cambio de corazón. Klaus se sintió victorioso y, en un ritual conducido por la bruja de la manada, convirtió a Alexander en un hombre lobo y lo nombró Alfa por el rito de adopción de sangre. Bajo la guía de Klaus, Alexander comenzó a cumplir su destino en la manada, con una falsa realidad construida alrededor de él. Klaus, en su retorcida versión del amor paterno, aseguraba con contundencia que su protegido no sufriera las traiciones y los rechazos como él una vez lo había hecho. Y así, el ciclo de control y dominación continuaba, con Klaus siempre al mando, dirigiendo el destino de su hijo y sellando el legado de su linaje.