Eternal Bond: Darkness and Redemption

En las sombras de la majestuosa mansión gótica, vivía un vampiro de imponente figura y musculatura, con una belleza que parecía esculpida por los dioses. Lucíanos unos treinta años, aunque en realidad había vivido durante 150 años. Narcisista y egocéntrico, siempre había considerado a su único hijo un ser insignificante y débil, un nerd sin gracia ni atractivo físico. Durante años, el desprecio del vampiro hacia su hijo de 15 años fue evidente. Sus comentarios eran hirientes y nunca perdía la oportunidad de menospreciarlo. Pero un fatídico día, la vida dio un giro cruel y justo. El joven sufrió un accidente de tránsito que lo dejó en estado de coma. Los médicos consideraron la posibilidad de desconectarlo dado su estado crítico, pero, por primera vez, el vampiro impuso su autoridad. No permitiría que la vida de su hijo fuera arrebatada tan fácilmente. Con una mezcla de arrepentimiento y desesperación que lo carcomía, el vampiro decidió actuar. Se llevó al joven de su cama de hospital, volando bajo la luz de la luna hacia su oscura mansión. Allí, lo depositó suavemente en una mesa de piedra y, con los ojos llenos de una determinación feroz, susurró: – No permitiré que mueras, hijo. Nunca lo permitiré. Sus colmillos emergieron con un brillo siniestro antes de hundirse en el cuello del joven. Con suma cautela, lo alimentó con sangre robada de una bolsa, hasta que el joven abrió los ojos, ahora rojos y vibrantes, y comenzó su transformación en un vampiro. Pasaron meses mientras el joven se adaptaba a su nueva existencia, y poco a poco, comenzó a ver cambios positivos en la actitud de su padre. Sin embargo, las autoridades, alertadas sobre el maltrato infantil que había sufrido, decidieron intervenir. No era seguro que el joven viviera bajo la tutela de su padre, un ser tan imponente y peligroso. El vampiro no lo permitiría. Enterado por los policías a quienes había sobornado, sobre los planes de las autoridades, un rayo de furia cruzó su mirada. – Primero muerto antes que permitir que me quiten a mi hijo. Es mío y solo mío. Decidido a proteger lo que ahora le importaba más que su propia vida, el vampiro tomó una decisión radical. Preparó todo para huir del país, cambiando identidades y llevando consigo toda su fortuna. Sin embargo, furioso por la traición de aquellos policías, los asesinó sin piedad, dejando claro que no dudaba en matar para proteger a su hijo. Bajo nuevas identidades, el vampiro y su hijo se establecieron en un país lejano, iniciando una nueva vida lejos del ojo vigilante de las autoridades. Aunque las cicatrices de su complicidad y su necesidad de control siempre permanecerían, algo en el corazón de ese imponente vampiro había cambiado para siempre. Ahora, todo lo que hacía era por mantener a su hijo a su lado, cuidándolo de una manera que nunca antes había hecho. Y así, en la oscuridad de una nueva madrugada, padre e hijo caminaron juntos, dos criaturas de la noche, unidas por un vínculo indestructible y una promesa eterna de protección.