Estrellas Cruzadas: El Intercambio de Cuerpos que Cambió Vidas por Siempre

Bradley Walker siempre había sido el chico dorado del instituto Homestead. Con 19 años, era un quaterback atractivo, musculoso, y un tanto ególatra y narcisista. No había ninguna foto suya en la que luciera menos que perfecto. Por otro lado, Alejandro Morales, de apenas 18 años, era considerado por todos el patito feo de la escuela. Tenía sobrepeso, una cara que era motivo de burla y una fuerza considerablemente menor que la de los demás. Una noche, mientras ambos estaban en la misma fiesta, Alejandro vio una estrella fugaz cruzar el cielo. Con desesperación en su corazón, pidió el deseo más profundo que escondía: poder ser como Bradley. Al despertar al día siguiente, nada parecía haber cambiado... hasta que ambos se miraron en el espejo. Bradley veía a un chico rechoncho y feo reflejado en el cristal, llevando su pijama favorito. Mientras tanto, Alejandro se sobresaltó al verse de repente con el cuerpo escultural y lleno de músculos de Bradley. Al principio, ambos entraron en pánico, pero Alejandro, tras las primeras horas de conmoción, comenzó a explorar su nuevo cuerpo. Se sintió maravillado al sentir su fuerza y agilidad, fascinado por la atención que ahora todos le prestaban. Al ver por primera vez una sonrisa dirigida a él de parte de las chicas, tomó la decisión. Quería quedarse así para siempre. La vida continuó. Bradley tuvo que aprender a lidiar con ser ignorado y ser objeto de burlas por primera vez en su vida, mientras que Alejandro gozaba de la popularidad. Una noche, Alejandro decidió confrontar la verdadera personalidad de Bradley, el chatterbox egocéntrico que había sido. En lugar de dejarse llevar por su narcisismo, trató de utilizar su popularidad para mejorar la vida de aquellos que estaban en la misma posición en la que antes estaba. Con el tiempo, al ver no había cambio alguno en su situación, Bradley aprendió la lección. Inventó alguna excusa sobre un viaje de intercambio y se mudó a otra ciudad, ubicándose en otro centro educativo. Por otro lado, Alejandro, en su nuevo cuerpo, continuó tratando de hacer del instituto Homestead un lugar mejor, siempre recordando de dónde venía. Asi cada uno aprendió una valiosa lección de vida y en esencia, fue un intercambio benéfico para ambos. Alejandro se quedó con el cuerpo de Bradley para siempre, como su deseo había pedido, pero también conservó su humildad y bondad, características que Bradley eventualmente comenzó a entender y apreciar.