Estrella de Cine para Adultos: El Hechizo del Amor, la Obsesión y el Chantaje

Roman Todd, un actor atractivo y bien dotado, era la estrella destacada de la industria del porno gay y bisexual. Este narcisista ególatra siempre presumía de su apariencia y despreciaba a aquellos que él consideraba menos atractivos. Su vida estaba llena de galas, sex-parties y flirteos constantes. Sin embargo, todo cambió una fatídica noche de San Valentín. Esa noche, Cupido, molestado por la arrogante actitud de Roman, decidió darle una lección. Le disparó con una de sus flechas malditas, las cuales tienen la propiedad de hacer que la persona herida se enamore perdidamente de la próxima persona que vea. ¿El objetivo de esa flecha? Un sacerdote de apariencia frágil y poco agraciada llamado Padre John, que por pura coincidencia pasaba junto a la fiesta en la que Roman estaba presente. Desde entonces, Roman se obsesionó con este sacerdote. Empezó a visitar frecuentemente la iglesia, esperando ser correspondido, pero el Padre John rechazó sus avances. Sin embargo, Roman no iba a rendirse tan fácilmente. En una de las visitas supuestamente para disculparse por su comportamiento, Roman invitó al sacerdote a su mansión. Allí, sin que John se percatase, añadió un poderoso afrodisíaco en el café que servía, lo que hizo que ambos terminaran teniendo relaciones sexuales en la mega mansión de Roman. Pero Roman, siempre adelantándose, tomó fotografías del hecho para usarlas en su propio beneficio. Acorralado, el Padre John se vio obligado a abandonar el sacerdocio y comenzar una nueva vida con Roman. Roman finalmente logró su objetivo; se casó con el hombre que amaba. Sin embargo, su conquista no terminó ahí. A pesar de la traumática situación, Roman estaba decidido a hacer todo lo posible para que John lo amara. Cada día se esforzaba más y más, mostrando un lado de él que nunca había salido a la luz antes: Un Roman dulce, atento y cariñoso. La fuerza de su amor era sólida, pero su camino para deshacer la maldición de Cupido y encontrar un amor verdadero y correspondido, estaba lleno de obstáculos. El destino de Roman aún estaba por decidirse, pero estaba decidido a luchar hasta el final por el amor del sacerdote.