**Espejo del Cambio: Una Lección Mística**

En la tranquila ciudad de Arborville, vivían dos hermanos cuya relación estaba marcada por el contraste y la tensión. Lucas, de 17 años, era un chico retraído, con sobrepeso, ineptitud física y un amor desmedido por los libros y la ciencia. Era lo que comúnmente se llamaba un "nerd". En el otro extremo del espectro estaba su hermano mayor, Derek, de 20 años. Derek era el epítome del atractivo físico: musculoso, carismático y siempre rodeado de admiradores. Lamentablemente para Lucas, Derek era también un egocéntrico narcisista que encontraba placer en humillar a su hermano menor cada oportunidad que tenía. Un día, Lucas, cansado y con magulladuras por otro amargo enfrentamiento con Derek, decidió que era tiempo de una caminata para despejar su mente. Deambulando por un rincón menos conocido de la ciudad, encontró una pequeña tienda de antigüedades que nunca antes había visto. Entre la colección de objetos extraños y misteriosos, un imponente espejo de cuerpo entero capturó su atención. Había algo en ese espejo que lo llamaba, un destello en el vidrio que parecía prometerle algo más. Con los pocos ahorros que tenía, Lucas compró el espejo y lo llevó a su habitación, sin saber que pronto cambiaría su vida. Aquella noche, después de soportar las usuales agresiones verbales y físicas de Derek, Lucas se encerró en su cuarto. Mirando su reflejo en el espejo, los moretones y su aspecto débil y triste, susurró con amargura: "Desearía ser mi hermano”. Para su asombro, la superficie del espejo comenzó a brillar con un resplandor iridiscente. El reflejo cambió, y en lugar de su propia imagen, apareció Derek, flexionando sus músculos y luciendo unos boxers ajustados. Lucas, embelesado y lleno de curiosidad, tocó cautelosamente el espejo. En ese instante, una fuerza incontrolable lo envolvió, y sintió como si su ser fuera absorbido por el vidrio. Abrió los ojos y se encontró en el cuerpo de Derek, mirándose a sí mismo en el espejo. Miró sus manos, sus brazos musculosos, su rostro atractivo. Al principio, la confusión lo dejó sin aliento, pero luego una ola de euforia lo invadió. Fue a la habitación de Derek, solo para confirmar que su hermano ahora estaba atrapado en su propio cuerpo. Derek, en el cuerpo de Lucas, le gritaba furioso y aterrado, pero Lucas —ahora como Derek— solo sonrió con la satisfacción de una dulce venganza. Los días siguientes fueron un torbellino de experiencias nuevas para Lucas. Disfrutó de la atención, del respeto, de la admiración que nunca antes había conocido. Las chicas que solían ignorarlo ahora lo perseguían, y él aprovechó cada ocasión. Mientras tanto, Derek, atrapado en el cuerpo de su despreciado hermano, experimentaba la desgarradora realidad del rechazo y el sufrimiento que antes le había infligido a Lucas. Conforme pasaban las semanas, Lucas se sumergió cada vez más en su nuevo papel, cumpliendo con las expectativas de todos a su alrededor. Aunque alguna vez había soñado con ser otra persona, se dio cuenta de que también estaba perdiendo lentamente su propia identidad, pero la adulación y el nuevo poder que sentía eran demasiado embriagadores para dejar ir. Una noche, frente al espejo que lo había cambiado todo, Lucas miró su reflejo y, por un instante, vio no solo a Derek, sino también una sombra de su verdadero yo. En esa fracción de segundo, dudó, pero pronto desechó cualquier reticencia. La vida en su nueva piel era demasiado seductora como para renunciar a ella. Mientras tanto, Derek, en el cuerpo de Lucas, luchaba por adaptarse a su nueva y limitada realidad, cada día más consciente del daño que había causado y de la ironía cruel de su destino. Y así, en la pequeña ciudad de Arborville, el destino de los dos hermanos cambió para siempre, en un juego de espejos y deseos que alteró sus vidas de una manera irreversible.