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Question: Escriba una historia en la que Aurelio Casillas, el narco del Señor de los Cielos, famoso por tener tantas amantes y ser cruel y asesino hacia sus mujeres que lo han traicionado, es herido por una maldicion despues de que sus hombres asaltaran riquezas de un antiguo templo maya, la maldicion hizo que se enamorara perdidamente de un joven nerd feo y debil que estaba estudiando la arquitectura del lugar, Aurelio se obsesiona con el joven y ordena que investiguen todo de el y dice que el sera suyo, Aurelio se acerca al joven lo seduce y le propone que sea su novio, el joven le responde que nunca se fijaria en un mujeriego que por tener muchas mujeres se crean grandes hombres.Aurelio al escuchar al joven se enfurecio y dijo: si fueras otra persona te mataria, pero tu me has vuelto loco y te digo seras mi novio y solamente mio.Aurelio hara cualquier cosa para que el joven lo ame y para ser el dueño de el.
En el corazón de la selva maya, bajo una densa bóveda verde, los hombres de Aurelio Casillas irrumpieron en un antiguo templo. Los rumores de tesoros ocultos habían llegado hasta los oídos de Aurelio, quien, obsesionado con incrementar su ya vasto poder y fortuna, no dudó en enviar a sus secuaces para saquear el lugar. Sin embargo, nadie imaginó las consecuencias que seguirían. Los ladrones penetraron en lo más profundo del templo, violando la sacralidad de sus muros y robando todo lo que brillaba. Pero no sabían que sus acciones despertaron la ira de los antiguos dioses mayas. Una maldición sellada por generaciones comenzó a tomar forma y rápidamente alcanzó a Aurelio. Lejos de la selva, en uno de sus lujosos escondites, Aurelio comenzó a sentirse extraño. Una sensación desconocida se apoderaba de él. Al mismo tiempo, en el templo, un joven nerd llamado Emiliano Morales, dedicado estudiante de arquitectura y apasionado por la historia maya, trabajaba incansablemente en sus investigaciones. Emiliano, de apariencia frágil y ajeno al tipo de personas que habitualmente rodeaban a Aurelio, se encontraba estudiando los grabados y las estructuras antiguas del templo cuando el caos del saqueo estalló. En los días siguientes, Aurelio no podía quitarse al joven de la cabeza. Como si una fuerza misteriosa y poderosa lo arrastrara, el temible narco cayó víctima de una pasión insaciable y descontrolada. No pasó mucho tiempo antes de que ordenara a sus hombres investigar cada detalle de la vida de Emiliano. En pocas horas, Aurelio tenía un informe completo. Supo de sus estudios, de su familia, de su vida sencilla y dedicada. Sin dudarlo, decidió acercarse al joven. Contrató a expertos en el campo para asegurarse de que todo detalle sobre arquitectura maya fuera perfecto, queriendo acortar cualquier distancia entre ambos. Un día, en una de las visitas de Emiliano al sitio arqueológico, Aurelio apareció; recio, seguro de sí mismo, y con una determinación implacable. Se acercó al joven estudiante, lo miró intensamente y, con la voz acostumbrada a dictar órdenes, le propuso: “Quiero que seas mi novio”. Emiliano, sorprendido y algo asustado por la presencia de aquel hombre imponente, sacó fuerza de flaqueza y respondió con voz firme: “Nunca me fijaría en un mujeriego que cree que tener muchas mujeres lo convierte en un gran hombre”. La cara de Aurelio se torció en un rictus de furia contenida. “Si fueras otra persona, te mataría sin dudarlo. Pero tú me has vuelto loco… Te digo que serás mi novio y solamente mío”. El narco se dio media vuelta y se marchó con la certeza de que conseguiría lo que quería. Día tras día, Aurelio intentaba ganarse el amor de Emiliano. Le enviaba libros raros, financiaba sus investigaciones, y hasta modificaba el entorno del templo para hacer más placenteras las visitas del joven. Sin embargo, Emiliano se mantenía firme y rechazaba cada oferta, cada regalo, cada avance. La frialdad de Emiliano solo avivaba más la obsesión de Aurelio. Dispuesto a todo, ideó un plan para que Emiliano entendiera la seriedad de sus sentimientos y cómo podía amarlo como nadie más lo haría. Pero su torpe manera de demostrar amor, con sus oscuras raíces en la dominación y la posesión, solo distanciaba más al joven. Al final, una trágica epifanía alcanzó a Aurelio; la maldición no era solo su enamoramiento, sino también la imposibilidad de alcanzar el amor verdadero que anhelaba con una intensidad que nunca antes había conocido. Emiliano siguió siendo una figura inalcanzable, un recordatorio vivo de las barreras entre los mundos que ambos habitaban. Sumido en una desesperación silenciosa y una pérdida de poder jamás experimentada, Aurelio entendió que ni su fortuna ni su crueldad podían comprar o intimidar el corazón de un hombre libre. Emiliano continuó sus estudios, enriquecido por la experiencia, mientras Aurelio quedó atado eternamente a su maldición, sufriendo el amor que nunca podría poseer.
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