El Vínculo Sangriento: Una Historia de Redención entre Padre e Hijo Vampiros

Una vez, en una pequeña ciudad, vivía un hombre llamado Sebastián, de 35 años. Era conocido en la ciudad por ser un hombre guapo con un físico musculoso, pero también por ser extremadamente ególatra y narcisista. Tenía un hijo de 15 años, Mateo, quien a diferencia de su padre, era inteligente pero no muy agraciado. A pesar de la diferencia física, Sebastián siempre comparaba su apariencia con la de Mateo, humillándolo y abusando de él emocionalmente. Esto duró hasta una noche, en la que Sebastián se encontró con una misteriosa mujer, quien resultó ser una vampiresa. Mujer seducida por su atractivo, aprovechó su encuentro para morderlo y convertirlo en un vampiro. Después de esa noche, los ojos de Sebastián ya no veían a las personas como antes, sino como simples presas que debían ser cazadas y consumidas. Una noche, Sebastián se disponía a atacar a una mujer, sin embargo, en un acto valiente, Mateo logró salvar a la mujer y terminó enfrentándose a su padre. Al estar a punto de morder a su hijo, una extraña sensación lo invadió, al percibir su aroma y el olor de su sangre, sus instintos le gritaron una palabra, "¡heredero!" En ese momento, algo cambió en Sebastián. No podía dañar a su propio hijo, a su linaje. Mateo, viendo la sed de su padre, se cortó y le ofreció parte de su sangre. Esta acción desencadenó un cambio en la relación entre ambos. Sebastián comenzó a respetar a Mateo, y aunque debatía con sus instintos de cazador, trataba de controlar su sed de sangre. Sin embargo, la ciudad descubrió la nueva naturaleza de Sebastián, y pronto se convirtió en el blanco de una caza de vampiros. Para salvar sus vidas, padre e hijo huyeron, dejando atrás su antigua vida. En su nuevo y peligroso mundo, Sebastián decidió transformar a Mateo para protegerlo mejor. Mordió a su hijo, convirtiéndolo en un vampiro. Aunque esta decisión cambiaba completamente la vida de Mateo, a partir de ese día comenzó un nuevo capítulo en su relación, un camino oscuro pero unido, donde definitivamente encontraron un vínculo padre-hijo que antes no existía.