El Vínculo Inesperado: Un Vampiro Narcisista y su Hijo Nerd

Una vez existió un vampiro llamado Vlad, un ser de 530 años con la apariencia de un hombre de 30, atractivo, musculoso y orgulloso de su apariencia. Siendo un vampiro, Vlad llevaba una vida egocéntrica y narcisista. Pero un giro repentino modificaría completamente su existencia. Una noche, mientras buscaba una víctima para satisfacer su sed, se cruzó con un chico nerd y poco atractivo de 17 años llamado Edgar. Edgar estaba en su camino a casa desde el club de ajedrez. Vlad estaba a punto de hincar sus colmillos en él, cuando notó un lunar en la mejilla derecha del chico. Un lunar que solo los miembros de su familia poseían. Edgar, sin querer, tenia el sello único de la estirpe de Vlad. Usando su habilidad sobrenatural, el vampiro cuestionó a Edgar sobre quién era su padre. El chico confesó con tristeza que nunca había conocido a su padre, que luego de abusar de su madre, la había dejado. Edgar era el fruto de aquel incidente vergonzoso. Vlad, en su interior, sintió un golpe de horror y culpa. Reconoció que Edgar era su hijo, engendrado en un acto lujurioso hace 17 años. Sorprendido, se comprometió a corregir sus errores del pasado. Como era lo estipulado por el código vampiro, el niño debía pertenecer solo al progenitor o progenitora vampiro si este tuvo descendencia con un humano sin estar casados. Con cuidado, Vlad adormeció al muchacho y lo llevó a su mansión, un lugar que ahora Edgar tendría que llamar hogar. Al despertar, Edgar se encontró en un ambiente completamente ajeno y de lujo desbordante, con Vlad a su lado. El vampiro le reveló toda la verdad, prometiendo ofrecerle lo mejor en términos de alimento, vestimenta y educación. Sin embargo, se presentó un gran desafío Su padre vampiro solo conocía la manera arcaica de educación que había recibido hace 500 años. Vlad tendría que aprender y adaptarse para proporcionar a Edgar una educación moderna adecuada, y al mismo tiempo, ambos deben aprender a convivir. Este fue un desafío que Vlad estaba listo para enfrentar con todo su ser. Después de todo, Edgar era su sangre, su responsabilidad. No solo la responsabilidad de cuidarlo materialmente, sino también de amarlo como un padre verdadero, algo que nunca antes había hecho. Era una muy nueva forma de vivir para Vlad, pero prometió a su hijo –y a sí mismo- que lo intentaría con todo su corazón. Una vida de familia, de cariño y comprensión, comenzaba para este orgulloso vampiro.