El Vínculo de Sangre: Una Venganza, un Secreto y un Amor Prohibido

Esteban, el vampiro, era una figura intemporal cuya juventud belicosa jamás se desvanecía. Poseedor de una figura cincelada y alusiones suficientes para llenar una biblioteca, este vampiro de 25 años era nada menos que el epítome de la autocomplacencia. Desgarrado por un apetito de venganza al ver a la mujer que amaba sucumbir ante los encantos de un simple humano, Esteban decidió que si no podía tenerla, él tomaría lo que ella valoraba más: su hijo recién nacido. Una noche, en un acto de pura venganza, vociferó sobre la cuna del niño y lo secuestró mientras sus padres dormían. Al principio, había planeado matar al inocente niño, pero al sostenerlo en sus brazos, no pudo. En cambio, decidió criar al pequeño como suyo. Complacido con su estratagema, miró cómo el niño crecía bajo su ala. A pesar de su exterior egoísta, Esteban no pudo evitar desarrollar un cariño genuino hacia el niño, a quien llamó Erik. Se volvió increíblemente protector y posesivo de Erik, temeroso de perder lo único que llegó a amar en su eterna existencia. Entre tanto, los padres de Erik, devastados por la pérdida de su hijo, buscaron sin cesar al niño. Siempre que estaban cerca de encontrarlo, Esteban y su hijo desaparecían una y otra vez, un patrón que se repetía a lo largo de muchos años. Cuando Erik cumplió 17 años, conoció casualmente a dos de sus maestros, que resultaron ser sus padres biológicos. Al percibir que su secreto estaba al borde de ser desenmascarado, Esteban, poseído por el pánico y la determinación de no perder a su hijo, asesinó a sus padres. Pronto, Erik se enteraría de la verdad y la batalla entre él y Esteban por su propio destino cambiaría todo lo que Esteban creía saber sobre el amor y el sacrificio. Para Esteban, había mucho más en juego, ya que no solo temía que Erik finalmente pudiera alejarse de él, sino que también sabía que haría cualquier cosa para recuperar a su hijo.