**El Vampiro y la Venganza**

En medio de la neblina eterna que envolvía la antigua mansión situada en un acantilado, vivía un vampiro atractivo, musculoso, ególatra y narcisista llamado Adrian. Aparentando unos 25 años en su eterna inmortalidad, Adrian era un ser fascinante y peligroso. Habiendo sufrido la tortura de ver a su amada, Isabella, casarse con un mortal, su corazón oscuro se llenó de deseos de venganza. En una noche de sombras y vientos ululantes, Adrian entró silenciosamente en la casa de Isabella y su esposo, robando a su bebé recién nacido, Samuel. Su intención inicial era eliminar al pequeño como parte de su despiadada venganza, pero al observar el rostro inocente del bebé, sus colmillos y su corazón, por primera vez en siglos, titubearon. Decidió que la venganza más cruel sería criar al hijo de Isabella como suyo propio, privándolos de la oportunidad de verlo crecer. Así, Adrian cuidó de Samuel con una mezcla de amor distorsionado y posesividad. El vampiro era amable y amoroso solo con él; sin embargo, su naturaleza sobreprotectora y constante vigilancia revelaban el miedo latente que tenía de quedarse solo. Isabella y su esposo buscaron incansablemente a su hijo por años, sin descanso. Cada vez que parecían estar cerca de encontrarlo, Adrian huía rápidamente, escondiéndose en lugares remotos y protegidos por la noche. Mientras tanto, Samuel creció, convirtiéndose en un joven inteligente y curioso, aunque socialmente torpe, con una particular afición por los libros y la ciencia. A los 17 años, Samuel, ya convertido en un ávido estudiante y conocido por su naturaleza de nerd, se encontró con dos nuevos maestros en su colegio que resultaron ser sus verdaderos padres, Isabella y su esposo, quienes nunca habían dejado de buscarlo. La similitud en sus miradas y la conexión que sentía al mirarles desconcertó a Samuel. Adrian, al darse cuenta de que su secreto estaba amenazado, actuó con la brutalidad que le caracterizaba. En un arrebato de furia y desesperación, asesinó a la pareja frente a Samuel, creyendo que aquello le aseguraría la permanencia de su hijo a su lado. Pero el horror de ver una verdad que había sido oculta, y la sangre de sus verdaderos padres manchando las manos de quien consideraba su padre, rompió algo dentro de Samuel. El joven, horrorizado y en un estado de shock, decidió huir, dejando atrás la única vida que había conocido. Lentamente, Samuel comenzó a entender las acciones y la naturaleza retorcida de Adrian, y sintió una necesidad urgente de alejarse de su manipulador y posesivo "padre". Adrian, al darse cuenta de que la única persona que importaba en su existencia eterna le abandonaba, entró en una desesperación desconocida para él. Incapaz de aceptar la pérdida, utilizó todos los medios en su poder para rastrear a Samuel, manteniéndose a las sombras y acechando cada movimiento del joven. Samuel, decidido a recuperar su vida y encontrar su camino lejos de la influencia de Adrian, se escondía usando esperanzas y valores humanos. Pero el vampiro, incapaz de soportar la pérdida, haría cualquier cosa para tener de vuelta al hijo que había moldeado a su imagen. La obsesión de Adrian se convirtió en su condena, y su amor distorsionado en una prisión perpetua que, a pesar de la inmortalidad, no podía romper. En un juego mortal de gato y ratón, el destino de ambos colgaba en un delicado equilibrio entre el amor forzado y la libertad anhelada.