El Vampiro Real: Un Padre Sanguinario y una Educación Inusual

Casi amanecía cuando el vampiro, de nombre Alexandre, salió en busca de su presa nocturna. Con una mirada de hielo y un cuerpo tallado como el de un dios, Alexandre aparentaba tener apenas 30 años, aunque en realidad, su antigüedad superaba los 500 años. Narcisista y ególatra, no solo era un vampiro, sino el rey de todos los vampiros. En su recorrido nocturno, el azar lo enfrentó a un chico de apariencia desaliñada y carácter introvertido. Con gafas y ropa gastada, el chico de 16 años parecía ser la presa perfecta para Alexandre, sin embargo, un lunar peculiar en la cara del chico detuvo sus acciones. Ese lunar era exclusivo de su familia. De su sangre. Asombrado por esta revelación, Alexandre empleó sus poderes para interrogar al chico. Lleno de temor, el chico confesó nunca haber conocido a su padre pues este había abusado de su madre. Alexandre, al escuchar aquello, reconoció al chico como su hijo. Así, Alexandre decidió reparar el daño que había causado. Llevó a su hijo, Ethan, a su mansión y comenzó a educarlo de la manera antigua como su propio padre lo había hecho hace más de 500 años. Lecciones de equitación, modales, manejo de espada, diplomacia y liderazgo hicieron parte del nuevo curriculum de Ethan. Sin embargo, Ethan confesó su deseo de ser abogado y detalló las solicitudes de ingreso que había obtenido a las mejores universidades del país gracias a sus excelentes notas en la preparatoria. Esto fue un conflicto para Alexandre quien creía en la superioridad de la educación europea y que para su familia no era digno mendigar un trabajo humano. Al final, convenció a Ethan que su futuro estaba en convertirse en el líder que la familia necesitaba. Ethan, a pesar de sus reservas, aceptó la formación que su padre le ofrecía pero impuso su condición de terminar sus estudios de preparatoria. Sabía que su desaparición repentina podía levantar sospechas y desencadenar una búsqueda por parte de las autoridades civiles. Alexandre aceptó renuentemente y incluso decidió presentarse en la preparatoria como el padre de Ethan para evitar cualquier sospecha y evaluar si era digna de su hijo. La historia de Alexandre y Ethan es una mezcla de poder, responsabilidad y amor paternal. Aunque Ethan se enfrenta a la dura tarea de adaptarse a un nuevo mundo y desafiar las creencias de su padre, juntos aprenden el valor de una relación padre e hijo, de la redención y de respetar la individualidad de cada uno.