El Vampiro Narcisista: Un Encuentro Inesperado con el Legado Familiar

Valentine era un vampiro que aparentaba treinta años, aunque por dentro albergaba más de cinco siglos de vida. Como vampiro, poseía una asombrosa belleza y fuerza sobrehumana que superaba con creces la de cualquier humano ordinario. Pero, a pesar de sus atributos físicos, tenía un problema: era increíblemente ególatra y narcisista. Sin embargo, todo esto cambiaría después de un encuentro que lo sacudiría hasta su mismísima esencia. Una noche, atraído por la deliciosa fragancia de un chico nerd de 17 años, Valentine se dejó llevar por su instinto de cazador. Sin embargo, justo antes de que su afilado colmillo se hundiera en la suave piel del chico, notó un lunar en la mejilla derecha del chico. Esto le sorprendió, y no podía creerlo, porque ese lunar era una marca distintiva en los miembros de su familia, de los cuales él se creía el último. Confundido, Valentine utilizó sus poderes para hacerle una pregunta al chico sobre su ascendencia. El joven entonces le contó una historia trágica: su padre, a quien nunca había conocido, había abusado de su madre y la abandonó, dejándola con una criatura en su interior. Valentine, comprendiendo entonces que el chico era, de hecho, su hijo, se sintió consumido por una mezcla de culpabilidad y remordimientos. Siguiendo el código vampírico, que dictaba que cualquier descendiente nacido de un vampiro con un humano le pertenecía al progenitor vampiro, Valentine durmió al chico y lo llevó a su opulenta mansión. Cuando el joven despertó en medio de lo que parecía un sueño, Valentine le explicó la verdad sobre su ascendencia y le aseguró que le proporcionaría todos los cuidados y necesidades que pudiera tener. Pero el mayor problema vino después. Como Valentine había sido educado en una época muy distante de la actual, su método de enseñanza y crianza era drásticamente diferente al del mundo moderno. Cuidar de su hijo no solo significaba una segunda oportunidad para corregir sus errores pasados, sino también un desafío para adaptarse y aprender las costumbres y normas del mundo actual para ser adecuado para su hijo. Temeroso, pero determinado, se comprometió a enmendar sus errores pasados y a proporcionar a su hijo la vida que merecía. Sin embargo, Valentine sabía que, para ser un buen progenitor, tendría que aprender a superar su narcisismo y egocentrismo, y descubrir el amor y la dedicación que nunca antes había considerado necesarios. Y así comenzó, no solo una nueva vida para su hijo, sino un viaje de auto descubrimiento para Valentine.