El Protector Tenebroso: Superman y sus Hijos en la Sombra de Ultraman

Era una tranquila noche en Metrópolis cuando Clark Kent regresó a casa después de un largo día de trabajo en el Daily Planet. Al abrir la puerta, se encontró con una sorpresa inesperada: dos pequeños cestos dejando en la entrada, cada uno albergando un recién nacido. Con una carta pegada en cada uno, decía simplemente: "Por favor, cuídelos". Clark, con su corazón bondadoso y su naturaleza altruista, no lo dudó ni un momento. Adoptó a los dos bebés y los crió como suyos. A lo largo de los años, los llamó Alex y Ben. Los niños crecieron y se convirtieron en jóvenes nerds, nobles y de buenos sentimientos. Siempre se destacaron por su inteligencia y su bondad, y, a los 15 años, eran el orgullo de Clark. Era evidente para ellos que su padre era un modelo a seguir, que se preocupaba por el bienestar de todos y que siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Sin embargo, el equilibrio del hogar Kent estaba a punto de ser destrozado. Un grupo de científicos renegados, deseosos de liberar la parte oculta y malvada de Superman, lograron atraparlo y suministrarle un líquido desconocido mientras le ponían un anillo hecho de kryptonita roja. Este anillo y el líquido provocaron la salida de la personalidad oscura y cruel conocida como Ultraman, una versión megalómana y dictatorial de Superman que había permanecido encerrada en los confines de su mente. Una vez libre, Ultraman no dudó en matar a los científicos que lo liberaron, pues no quería deberle nada a nadie. Con un nuevo objetivo en mente, decidió conquistar el mundo, pero había una excepción a su crueldad: Alex y Ben. Para Ultraman, ellos eran sus pequeños príncipes, los únicos a los que amaba y protegía incondicionalmente. En casa, Alex y Ben pronto notaron los cambios en su padre. El amable, humilde y noble Clark había desaparecido, reemplazado por un narcisista cruel y despectivo hacia todos, excepto hacia ellos. En su presencia, Ultraman era excesivamente protector, cariñoso y posesivo, llevando su control al extremo. No toleraba que nadie se acercara a sus "pequeños". Un día, la situación llegó al límite cuando Alex y Ben se encontraron con su amigo de toda la vida y lo abrazaron. Ultraman, lleno de celos, estalló en ira y, delante de sus hijos, torturó al amigo, dejándoles claro que no permitiría que nadie más compartiera el amor de sus hijos. “Esto le pasa a cualquiera que se atreva a tocar lo que es mío. Tranquilos mis pequeños, papá nunca les hará daño. Yo siempre los protegeré”, les dijo mientras los abrazaba. Alex y Ben estaban aterrados; sabían que algo terrible había sucedido con su padre. Determinados a salvarlo, comenzaron a investigar. Meses después, Ultraman había conquistado varios países, proclamándose rey y a sus hijos, príncipes. Aunque Ultraman era un dictador temido, Alex y Ben trabajaban incansablemente buscando una solución. En medio de sus investigaciones, escucharon que su padre estaba en un ataque de furia. Se enteró que el gobierno estadounidense estaba planeando quitarle a sus hijos y eliminarlo a él. Ultraman, mirándose en el espejo, dijo: “Nunca me quitarán a mis hijos, primero los elimino. Pronto Estados Unidos será mío y verán de lo que soy capaz.” Alex y Ben sabían que el tiempo se estaba agotando. Desesperados, continuaron buscando cualquier solución en viejos archivos, notas científicas, y registros sobre kryptonita roja. En sus corazones, mantenían la esperanza de que el verdadero Clark Kent, su verdadero padre, aún podría ser rescatado de las profundidades de su atormentada mente.