El Poder de la Obsesión: Una Historia Retorcida de Amor y Celos

A lo largo de mi versión de Rubí, Héctor Ferrer, decidido a vengarse de Rubí, decide acercarse a Alejandro con el único fin de enamorarlo. De esta forma, piensa que será capaz de devolverle a Rubí todo el daño que le causó al robarle al hombre que amaba. Sin embargo, Héctor cae en su propia trampa, ya que termina enamorándose profundamente de Alejandro. Trágicamente, este amor se transforma en una obsesión posesiva. Alejandro, inexplicablemente atraído por Héctor, se rinde a sus avances y termina teniendo relaciones sexuales con él. Durante uno de estos encuentros íntimos, Héctor, en un susurro embriagado por la pasión, le exige a Alejandro que le declare su amor. "Dime que amas solo a mí, Alejandro. Ni Sonia ni Rubí poder hacerte sentir como yo. Dímelo", suplica. A medida que pasa el tiempo, la relación entre ambos hombres se fortalece y terminan convirtiéndose en pareja. Eventualmente, decide casarse y mudarse juntos. Sin embargo, los celos enfermizos de Héctor comienzan a empañar la relación. Cada vez que alguien sonríe a su esposo, Héctor se enfurece irracionalmente. Para calmar su ira y aliviar sus tensiones, Héctor recurre a intensas relaciones sexuales con Alejandro. Aunque por fuera parecen una pareja feliz, el matrimonio entre Héctor y Alejandro no es bien visto por el padre de Alejandro y el padrino de Héctor. Temen, profundamente, que Alejandro pueda sufrir a manos de Héctor de la misma manera que la madre de este sufrió a manos de su padre. En sus ojos, ven destellos del pasado que no parecen presagiar un futuro feliz para Alejandro.