El intercambio mágico: La redención del "gordo feo" y la lección del espejo mágico

Cada día, en la escuela secundaría de Oakland, Jeremy sentía el peso del mundo encima de él. Pesando 140 kilos y con un aspecto facial que muchas personas consideraban poco atractivo, Jeremy era un blanco fácil para las burlas y crueles comentarios de sus compañeros de clase. Pero lo peor de todo era su hermano mayor, Chad, de 19 años, capitán del equipo de fútbol y el alumno más popular de la escuela, era el peor de todos. Chad, alto, musculoso, atractivo y egoísta, tenía una personalidad opuesta a la de Jeremy. Era arrogante y llevaba una vida centrada únicamente en sí mismo. A menudo, las burlas de Chad hacia Jeremy eran las más hirientes de todas. Día tras día Jeremy se sentía más abrumado por la presión y la vergüenza. Un día, mientras estaba de compras en una vieja tienda de antigüedades, Jeremy descubrió un antiguo espejo polvoriento. Algo en él le atrajo, el espejo tenía algo que le hizo querer comprarlo. Al llegar a casa, colocó el espejo en su habitación y se miró en él. Preso de la frustración y el deseo de una vida diferente, susurró al reflejo: "Cómo desearía ser mi hermano". Para su asombro, el reflejo cambió y mostró la imagen de Chad desnudo en el baño. Asustado pero intrigado, Jeremy tocó la superficie del espejo y de repente, sintió una fuerza que lo succionaba. Cuando Jeremy abrió los ojos, se encontró de pie en el baño, mirándose al espejo y viendo el reflejo de su hermano. Aunque estaba atónito, pronto cayó en la cuenta de lo que había sucedido: él estaba en el cuerpo de Chad y a partir de ese momento, decidió que quería mantenerlo para siempre. Jeremy, ahora con la forma de Chad, decidió explorar su nuevo cuerpo. Ahora tenía los músculos bien formados y la atractiva apariencia de su hermano. Pero quizás lo más sorprendente fue despertar al día siguiente y ver cómo las personas lo trataban de manera diferente. Ya no tenía que lidiar con las burlas y la vergüenza de antes. Por primera vez en mucho tiempo, Jeremy se sentía libre y feliz. Pero Jeremy sabía que ahora tenía una responsabilidad nueva. Como Chad, podía tratar de ser amable y respetuoso con todos, mostrando que la belleza y la popularidad no eran excusas para ser cruel. Y tal vez, con suerte, Jeremy lograría que el verdadero Chad aprendiera una lección valiosa también.