El Intercambio Mágico: De Gordo Atractivo y de Capitán A Bully

Una vez hubo un chico llamado Gilberto, de 18 años, tímido, introvertido e intelectual. Tenía sobrepeso, su apariencia era descuidada y no contaba con los recursos financieros para hacer cambios significativos en su vida. En su escuela siempre sufría bullying por parte de Ronaldo, un joven de 19 años, musculoso, atractivo, millonario y capitán de fútbol. Ronaldo disfrutaba burlándose de Gilberto debido a su físico y estatus social. Un día, mientras recorría una tienda de objetos antiguos, Gilberto se sintió atraído por un antiguo espejo de marco tallado. Como si estuviera hipnotizado, se acercó y, aunque no tenia mucho dinero, decidio comprarlo. Una vez que lo puso en casa, miró su reflejo y sollozó: "Cómo desearía ser mi bully, Ronaldo". Instantáneamente, su reflejo cambió, del Gilberto torpe y descuidado, a un Ronaldo musculoso y desnudo en el baño. Sorprendido, Gilberto extendió su mano para tocar el espejo. Para su conmoción, la imagen se sintió solidaria en lugar del vidrio frío y plano que esperaba. Ante su sorpresa, se encontró repentinamente de pie en el elegante baño de Ronaldo, mirando su propio cuerpo reflejado en el espejo. Gilberto se quedó sin palabras al verse en la forma tonificada y atlética de Ronaldo. No podía creer la percepción que tenía de su nuevo cuerpo. Deslizó sus manos sobre los contornos musculosos y defnidos que nunca había poseído. Y en ese momento, habiendo probado la dulzura del poder y atractivo fisico, decidió que siempre querría ese cuerpo. Los días siguientes, Gilberto, en el cuerpo de Ronaldo, trataba de adaptarse a su nueva vida. Encontró el acceso a riquezas incontables, admiración de los demás, y lo más importante, se libró de las burlas y humillaciones que antes enfrentaba. Pero también entendió que esta nueva vida venía con sus propias responsabilidades y desafíos. A pesar de todo, Gilberto decidió hacer un cambio significativo. Decidió usar esta nueva oportunidad para dejar de ser bulleado y comenzar a ayudar a aquellos que, como él, eran víctimas de bullying. Así, el geek gordo, pobre y supuestamente feo se convirtió en el héroe que nadie esperaba, demostrando que la verdadera belleza que importa no es la del exterior, sino la del corazón.