"El Hijo de Lucifer: Una Historia de Amor y Libertad"

Había una vez un joven llamado David, de 14 años, que vivía su vida en las sombras. Era un chico que destacaba por su inteligencia, pero también por su apariencia poco atractiva y su débil constitución. En su escuela, era el blanco constante del bullying debido a su situación: no tenía padres y esto lo hacía sentir más solo que nunca. Los demás estudiantes lo ridiculizaban, lo empujaban, y le hacían la vida imposible. Una noche, mientras se encontraba en un parque cercano a su hogar de acogida, vio una estrella fugaz cruzar el cielo. Con el corazón lleno de desesperanza y anhelo, David cerró los ojos y deseó tener un padre que lo amara, alguien como Lucifer Morningstar, el carismático personaje que solía ver en la serie "Lucifer". A la mañana siguiente, David se despertó en un lujoso apartamento que nunca había visto antes. Los muebles de diseño, las enormes ventanas con vistas espectaculares de la ciudad y el ambiente relajante lo sorprendieron. Mientras se frotaba los ojos pensando que aún estaba soñando, escuchó una voz seductora y segura decir: – Buenos días, pequeño príncipe. David se dio la vuelta y vio a un hombre alto y apuesto con ojos penetrantes y una sonrisa enigmática. Era Lucifer Morningstar, exactamente como en la serie. – ¿D-dónde estoy? – tartamudeó David, aún incrédulo. – Estás en casa, hijo. Soy Lucifer, tu nuevo padre. Lucifer, el rey del infierno, había concedido el deseo de David, aunque con la intención de proteger siempre a su hijo sin que este conociera su verdadera naturaleza. Lucifer había decidido ocultar su identidad de rey del infierno y su trabajo como dueño de un bar nocturno de Los Ángeles. Desde aquel día, la vida de David cambió drásticamente. Lucifer se mostró como un padre amoroso, protector y extremadamente posesivo. Su naturaleza egocéntrica y egoísta hizo que se obsesionara con mantener a su hijo solo para él. Lucifer amaba a David con todo su ser y no estaba dispuesto a compartir ese cariño con nadie más. Lucifer no estaba solo en esta misión. Tenía a varios demonios que vigilaban a David de cerca. Si algún humano se atrevía a acercarse a él con intenciones amorosas, estos demonios informaban de inmediato a Lucifer. Al principio, Lucifer simplemente amenazaba a estos individuos, pero si persistían en sus intentos, implementaba métodos más oscuros: los torturaba y eventualmente los asesinaba si era necesario. Nadie podía robarle el amor de su pequeño príncipe. David, aunque agradecido por tener un padre, no entendía por qué los pocos amigos que lograba hacer eventualmente desaparecían o lo evitaban. A menudo se sentía aún más aislado que antes, solo que ahora, su aislamiento venía acompañado de lujos y cariño incondicional de un padre que haría cualquier cosa por él, aunque esa "cosa" significara eliminar a cualquiera que se atreviera a acercarse demasiado. Con el tiempo, David comenzó a sospechar que algo extraño estaba sucediendo, pero Lucifer siempre encontraba la manera de desviar sus dudas y llenar su vida con más amor y atención. Aunque sus métodos eran crueles y su control posesivo, Lucifer creía que todo lo hacía para proteger a su querido hijo de un mundo que solo le había demostrado crueldad. David vivió una vida de, en apariencia, privilegio y amor. Sin embargo, en el fondo, había algo oscuro y perturbador que lo rodeaba, una esencia que provenía de su padre celestialmente infernal, que nunca permitiría que nada ni nadie se interpusiera en el amor que sentía por su pequeño príncipe. Así, David continuó viviendo con su padre Lucifer, atrapado en una burbuja de amor posesivo y un mundo donde el verdadero peligro no era el bullying de otros jóvenes, sino la obsesión implacable de su propio protector.