"El Espejo Encantado: Cuando la Apariencia lo Cambia Todo"

Había una vez, en un tranquilo y dulce sopor de la ciudad, un muchacho llamado Vernon. Difícil de entender a través de su aspecto de perenne nerd, delgado y poco atractivo. Era más inteligente que los demás chicos de su edad, pero muy pocos le apreciaban por su apariencia. Un día, mientras estaba en una feria de antigüedades, encontró un espejo de cuerpo entero encantado. Le atrajo inmediatamente y, sin saber exactamente por qué, lo compró y lo llevó a su casa. Aquella noche, mientras lo observaba pensativo, dijo en broma: “Ojalá pudiera ser Roman Todd”. Como por arte de magia sus palabras resonaron en el aire y el espejo comenzó a fulgurar con un extraño brillo. El rostro de Vernon desapareció y fue reemplazado por el de Roman Todd, ese atractivo, musculoso y narcisista actor de porno gay y bisexual. Siempre vestido con boxers blancos muy ajustados, se encontraba en su lujosa mansión. Sorprendido y emocionado, Vernon tocó el espejo y de repente, se vio transformado en Roman Todd. Su frágil cuerpo de repente se llenó de anaquelados y fuertes músculos, su rostro dejó de ser lo que él consideraba feo y miró fijamente su reflejo, casi irreconocible. El cambio fue permanente. Día tras día, empezó a enamorarse más de su nuevo físico. Vernon, quien antes era rechazado, ahora era amado por todos a su alrededor; esto solo alimentó su narcisismo. La inteligencia y bondad que alguna vez lo caracterizó pierden terreno y él empezó a convertirse en una persona superficial. Decidió quedarse en este nuevo cuerpo para siempre, disfrutando de la atención y el aprecio que nunca antes había conocido. Cada mañana, miraba su reflejo en ese espejo encantado, recordándole lo mucho que había cambiado. Aprecio que solo recibió al cambiar su apariencia y lo superficiales que pueden ser las personas. En su nuevo estado de narcisismo y superficialidad, Vernon finalmente se encontró atrapado en un ciclo, buscando constantemente la aprobación y alimentando su ego. Su vida cambió para siempre, pero al final del día, se preguntaba si realmente el cambio fue para mejor.