**El Enamoramiento Inesperado de Aurelio Casillas**

Era una noche de luna llena en las profundidades de la selva mexicana cuando Aurelio Casillas y sus hombres irrumpieron en el antiguo templo maya. La oscuridad era su aliada y el silencio su cómplice mientras saqueaban las riquezas ocultas en aquel lugar sagrado. Sin embargo, lo que ellos no sabían era que en su avaricia desatarían una maldición que cambiaría la vida de su líder para siempre. Aurelio, famoso por su atractivo, musculoso y viril aspecto, no solo era temido por los hombres sino también por las mujeres, a quienes trataba con una crueldad despiadada cuando sentía la más mínima traición. Nada más lejos de imaginarse que aquel asalto al templo marcaría el inicio de su propio infierno personal. Entre las sombras del templo, un joven nerd, feo y débil, estaba absorto en sus investigaciones sobre la arquitectura maya. Federico, era su nombre, y estaba ahí por su pasión académica, completamente ajeno al mundo del narco que lo rodeaba. La maldición comenzó a abrirse camino en el corazón de Aurelio justo cuando sus hombres terminaban de cargar los tesoros robados. Una obsesión incontrolable por Federico se apoderó de él, un sentimiento tan poderoso que hizo que todas sus amantes pasaran a ser sombras insignificantes en comparación. Fue un cambio drástico y perturbador, que hizo que su cruel corazón descubriera una vulnerabilidad completamente desconocida. Una vez que Aurelio supo del joven estudiando la arquitectura del templo, mandó a sus hombres que investigaran todo sobre él. Sus hábitos, sus gustos, su familia, todo. Cada pequeño detalle sería útil para convertir a este joven en suyo. Después de recolectar suficiente información, Casillas decidió que era el momento de actuar. Aurelio se acercó a Federico con una desenvoltura seductora y una seguridad arrolladora. Las palabras fluyeron dulcemente de su boca cuando le propuso que fuera su novio. Federico, sin embargo, no parecía impresionado. "Nunca me fijaría en un mujeriego que se cree grande por tener muchas mujeres", fue su respuesta tajante. La furia recorrió el cuerpo de Aurelio, sus músculos se tensaron y su mirada se oscureció, pero la maldición lo controlaba. En lugar de la violencia habitual, una confesión desesperada salió de sus labios: "Si fueras otra persona te mataría, pero tú me has vuelto loco y te digo serás mi novio y solamente mío". Aurelio hizo todo lo que estaba en sus poderes para ganarse el amor de Federico, pero nada parecía funcionar. Frustrado pero determinado, decidió recurrir a un último intento desesperado. Se acercó al joven una noche y le propuso beber algo "por la paz". Federico, dejándose llevar por un momento de tregua, aceptó. La bebida estaba adulterada con un potente afrodisíaco, una mezcla que nubló la mente de Federico y lo dejó a merced de Aurelio. Al día siguiente, se encontraba casado civilmente con el narco, y yaciendo en la misma cama con él después de haber sido víctima de sus manipulaciones. El tono posesivo de Aurelio al amanecer fue perturbador. "Eres mío, mataré a cualquiera que se atreva a tocarte". Federico, al despertar y comprender la gravedad de su situación, entendió que cualquier intento de huida podría poner en riesgo a su familia. Preso de este miedo, el joven decidió quedarse con el narco. Como un último acto de resistencia, Federico impuso una condición. "Si de verdad me amas, debes terminar con tus aventuras extramaritales y solo estar conmigo". Aurelio, sometido por la maldición y por su obsesión inquebrantable, accedió. Con una mezcla de dinero y miedo, cortó todos los lazos con sus antiguas amantes, declarando su devoción única y absoluta por Federico. Y así, el infame Aurelio Casillas encontró su propia prisión en los brazos de un joven que nunca lo amó realmente, sujetado por los hilos invisibles de una maldición maya y su obsesión enfermiza, mientras que Federico vivía una vida de resignación por proteger a los suyos, atado a un hombre que le era ajeno en todo sentido salvo uno: la posesión.