**El Eco de la Venganza**

En una oscura y tormentosa noche, en una ciudad olvidada por el tiempo, vivía un vampiro llamado Lucian. Con una apariencia eternamente joven que rondaba los 25 años mortales, Lucian era la encarnación misma de la atracción y el ego. Su cuerpo musculoso y su rostro perfecto lo convertían en un imán para las miradas lujuriosas de quienes eran lo suficientemente insensatos como para acercarse. Pero más que su físico, su arrogancia y narcisismo lo definían, creyéndose superior a todos los seres mortales y sobrenaturales que lo rodeaban. Lucian antes había estado profundamente enamorado de una mujer mortal llamada Elena, cuya belleza y calidez humana lo habían cautivado. Sin embargo, Elena había elegido casarse con otro hombre, un mortal de nombre Samuel. La traición que sintió Lucian alimentó una rabia y celos incontrolables que lo transformaron en una criatura aún más temible. Fue en una noche quieta y silenciosa cuando Lucian decidió ejecutar su venganza. Penetró en la casa de Elena y Samuel mientras dormían, y con el sigilo de una sombra, robó a su bebé de apenas unos días de nacido. El plan inicial de Lucian era acabar con la vida del infante, pero al mirar al pequeño que se retorcía en sus brazos, sus colmillos se retrajeron. Una idea más retorcida se afianzó en su mente: adoptaría al niño y lo criaría como propio, asegurándose de que Elena y Samuel jamás lo verían crecer. Así, Lucian se volvió una figura paternal para el niño, a quien nombró Leo. Bajo su cuidado, Leo creció en un entorno lleno de amor—amor posesivo y controlador, pero amor al fin y al cabo. Lucian nunca quería sentirse solo nuevamente, y veía en Leo la compañía que tanto anhelaba. Para el vampiro, Leo era la venganza perfecta: una prueba viviente del sufrimiento eterno de sus padres biológicos. Mientras tanto, Elena y Samuel no descansaban en su búsqueda. A lo largo de los años, estuvieron casi cerca de encontrar a su hijo en varias ocasiones, pero Lucian siempre estaba un paso adelante, desapareciendo con Leo antes de que pudieran alcanzarlo. Leo, con 17 años, era un joven inteligente y antisocial, un nerd que encontraba refugio en sus libros y la tranquilidad de su habitación. A veces, se preguntaba sobre su origen, sobre los sueños vagos y fragmentados de una vida que no recordaba. Un día, el destino lo llevó a presenciar una charla entre sus maestros, Elena y Samuel, y algo en ellos le resultó extrañamente familiar y hogareño. Cuando la revelación de su verdadera identidad se hizo inminente, Lucian reaccionó con furia incontrolable, asesinando a la pareja sin piedad. No permitiría perder a su hijo, su joya, su venganza. Fue así como Leo, horrorizado por la verdad y los actos de su supuesto padre, decidió alejarse de Lucian para siempre. Quería encontrar una vida lejos de la oscuridad y la sangre. Lucian, desesperado y temeroso de la soledad que le aguardaba, intentó de todas las formas posibles recuperar a Leo, incluso si eso significaba abandonar su propia naturaleza vampírica o arrasar con cualquiera que se interpusiera en su camino. Pero Leo, con una determinación forjada por el descubrimiento de su verdadera historia, juró no volver a ser una marioneta de Lucian. Y en algún lugar de su corazón, el vampiro supo que su única opción para no perder al único ser que amaba era convertirse en algo más que el monstruo que siempre había sido. Así comenzó una lucha entre la humanidad débil y moribunda de Lucian contra su naturaleza oscura, una batalla que definiría no solo su destino, sino también el de Leo y la memoria de sus padres verdaderos.