**El Cambio de un Deseo: Transformando una Relación Paternal**

En un barrio tranquilo y modesto, vivía Lucas, un joven de 17 años con una pasión insaciable por la lectura y todo lo relacionado con la tecnología. Lucas era menudo y utilizaba gafas gruesas, y a pesar de su inteligencia, su apariencia y falta de habilidades atléticas lo convirtieron en el blanco perfecto para los matones, especialmente para el entrenador de su escuela, el Sr. Alejandro Torres. Alejandro era todo lo opuesto a Lucas: musculoso, guapo, con un ego del tamaño de un rascacielos y una cuenta bancaria que parecía infinita. El bullying que Lucas sufrió por parte del entrenador no solo afectó su autoestima, sino que también lo llenó de un profundo resentimiento y deseo de cambio. Un día, Lucas curioseaba en una tienda de antigüedades y encontró una lámpara polvorienta y desgastada. La vieja tienda le fascinaba, llena de objetos con historias ocultas. Compró la lámpara sin prestar mucha atención, atraído por su misteriosa apariencia. Esa noche, mientras estudiaba para un examen, en un momento de desesperación y sin pensar, frotó la lámpara y murmuró: "Deseo que el entrenador sea mi padre posesivo, protector y controlador." Sin saberlo, la lámpara cumplió su deseo. Al día siguiente, Lucas despertó en una habitación sofisticada y elegante, muy diferente de su modesto cuarto. Las paredes estaban decoradas con arte exclusivo, y los muebles exudaban lujo y opulencia. Desorientado, se levantó y lentamente bajó las escaleras hacia el comedor. Para su asombro, encontró al Sr. Alejandro Torres, su entrenador, sentado a la mesa, comiendo despreocupadamente. Al ver a Lucas, Alejandro sonrió cálidamente y exclamó: "Buenos días, hijo. Vamos a desayunar el desayuno que la criada nos ha preparado.” El tono despectivo cuando se refirió a la criada llamó la atención de Lucas. Mirando de cerca, reconoció a la mujer: era su madre. En esta nueva realidad, su madre era una sirvienta en lugar de la amorosa figura maternal que siempre lo había apoyado. Alejandro, descubriendo años atrás que iba a ser padre, había decidido que su hijo le pertenecería exclusivamente a él, separando a Lucas de su madre, quien ahora solo podía observar a su hijo desde una distancia llena de dolor. Lucas no pudo ocultar su sorpresa ni su confusión. Alejandro, percibiendo la incomodidad de su "hijo", lo tranquilizó rápidamente: "Ya nos vamos a la prepa, hijo. Recuerda, en la prepa soy tu profesor. Estoy orgulloso de tus calificaciones. Pero debemos empezar a entrenar tu físico para que seas fuerte. Y hablando de lo de siempre, no puedes tener amigos. Nadie está a la altura de ti, mi adorado hijo. Cualquiera que se acerque a ti conocerá mi furia, y créeme, no deseará tenerme como enemigo. Nadie toca lo que es mío. Tú eres mío y solamente mío, mi pequeño." El entrenador se levantó y se acercó a Lucas, acariciándole el cabello de una manera que pretendía ser paternal pero que solo ca