### El Amor del Señor de los Cielos

En un rincón remoto de la selva, donde el tiempo parecía haber dejado su huella en piedras ancestrales, Aurelio Casillas y su grupo de sicarios irrumpieron en un antiguo templo maya con la intención de robar sus tesoros. Sin saberlo, al profanar ese lugar sagrado, desencadenaron una maldición que cambiaría para siempre la vida del poderoso narcotraficante. En esos mismos días, un joven nerd llamado Matías, quien se encontraba en la región para investigar la arquitectura del templo, se cruzaría con el destino de Aurelio. Matías era todo lo contrario a los hombres que Aurelio solía rodearse: bajo y delgado, con gafas gruesas y una timidez que lo hacía aún más retraído. Poco después del saqueo, Aurelio comenzó a experimentar una obsesión inexplicable por Matías. Fue como si las fuerzas antiguas del templo se hubieran apoderado de su corazón y mente. Ordenó a sus hombres que investigaran cada detalle de la vida del joven: sus estudios, sus gustos, sus hábitos. Nada quedaría sin descubrir. Finalmente, a través de un intrincado plan, Aurelio logró acercarse a Matías. Con palabras dulces y un carisma innegable, intentó seducirlo. Un día, en medio de un claro en la jungla, Aurelio reveló sus intenciones: —Matías, sé que esto puede sonar extraño, pero quiero que seas mi novio. —sus ojos, que alguna vez habían reflejado solo frialdad y crueldad, mostraban ahora una pasión incontrolable. Matías, sorprendido y disgustado, lo miró fijamente y respondió: —Nunca me fijaría en un mujeriego como tú. Crees que por tener muchas mujeres eres grande, pero para mí, solo eres un hombre vacío. La respuesta del joven fue un golpe en el ego de Aurelio. Enfurecido, apretó los puños y dijo, con una voz temblorosa de ira y deseo: —Si fueras otra persona, te mataría aquí mismo. Pero tú me has vuelto loco, y te aseguro que serás mi novio y solamente mío. Desde ese momento, Aurelio se propuso conquistar a Matías a cualquier precio. Intentó cambiar su cruel naturaleza, adoptando actitudes que creía que atraerían al joven. Le envió regalos, científicamente seleccionados para sus gustos, desde libros raros hasta equipos de investigación de última tecnología. Pero Matías no sucumbía fácilmente. Era terco e inquebrantable en sus principios. Más allá del peligro que representaba Aurelio, él no estaba dispuesto a dejarse doblegar por el encantador y peligroso narco. Sabiendo que esto no sería suficiente, Aurelio decidió hacer algo que jamás había hecho: comenzó a trabajar en su propio desarrollo personal. Empezó a leer sobre la historia y la arquitectura maya, pretendiendo encontrar una manera de conectarse genuinamente con Matías. Incluso buscó la ayuda de especialistas para revertir la maldición que caía sobre él. El tiempo pasaba, y Aurelio se encontraba en un constante tira y afloja entre su naturaleza oscura y sus nuevos sentimientos. Al final, lo que el narcotraficante no comprendía era que el verdadero cambio debía venir de su propio corazón. La última vez que Aurelio y Matías se encontraron fue en una excavación arqueológica. Aurelio, ya visiblemente más humano y menos narco, miró a Matías con sinceridad y le dijo: —He hecho muchas cosas malas en mi vida, pero por primera vez, estoy tratando de cambiar. No por la maldición, ni por poder, sino por ti. Matías, aún desconfiado, vio un destello de verdad en los ojos de Aurelio. Aunque aún era pronto para hablar de amor, algo en su corazón le dijo que quizás, solo quizás, detrás del monstruo había un hombre que worth giving a chance. Y así, la maldición que alguna vez pareció ser una condena se convirtió en una oportunidad de redención para Aurelio, quien comprendió que el verdadero poder no radica en conquistar a otros, sino en conquistar sus propios demonios.