El Alfa: Amor y Oscuridad

Había una vez un hombre lobo llamado Alexander, un ser de imponente atractivo, musculoso y absolutamente consciente de su propia belleza y fuerza. Su egolatría y narcisismo eran tan grandes como su poder, pues era el Alfa de su manada. Aparentaba tener 25 años, pero en realidad había vivido 130 años, en los cuales había visto y experimentado muchas cosas. Pero una de las experiencias que más lo había marcado fue el amor no correspondido de una mujer llamada Elena, quien se había casado con un hombre mortal. El despecho y el deseo de venganza de Alexander lo llevaron a tomar una decisión cruel. Una noche, mientras la pareja dormía plácidamente, Alexander irrumpió en su hogar y robó a su bebé de apenas unos días de nacido con la intención de matarlo. Sin embargo, al verlo tan pequeño e indefenso, su corazón dio un vuelco inesperado. No fue capaz de quitarle la vida. En su lugar, decidió criarlo como su propio cachorro, como una venganza perfecta contra la pareja: condenarlos a la agonía de no ver crecer a su hijo. El bebé, que fue llamado Lucas por Alexander, creció dentro de la manada de hombres lobo. Alexander se mostró siempre amable y amoroso únicamente con él, comportándose como un padre sobreprotector y posesivo. No permitía que nadie más ocupase un lugar significativo en el corazón de Lucas, salvo él. Esta protección creó un muro entre Lucas y los demás miembros de la manada, salvo con dos excepciones: su futuro Beta y el Delta, quienes se convertirían en sus únicos amigos. A medida que Lucas crecía, la desesperación de sus padres biológicos por encontrarlo tampoco se detenía. Cada vez que estaban cerca de hallarlo, Alexander los evadía con habilidad, manteniéndose siempre un paso adelante. Pero el destino es caprichoso, y un día, Lucas, ya convertido en un nerd de 17 años, descubrió la identidad de sus verdaderos padres, quienes ahora eran sus maestros. Al temer que su secreto fuera expuesto, Alexander no dudó en asesinar a la pareja, asegurándose de que nunca reclamarían a su cachorro. Lucas nunca se enteró de la verdad y continuó viviendo bajo la sombra de su protector y posesivo "padre". Con el paso del tiempo, un nuevo problema surgió en la vida de Lucas. Se había enamorado de una compañera de clase, pero ella solo lo veía como un amigo y se había fijado en otro chico. Cuando Alexander supo de esto, su furia no conoció límites. No podía aceptar que alguien rechazara a su hijo ni le rompiera el corazón. Resolvió tomar cartas en el asunto. Una noche, mientras Lucas dormía, Alexander se dirigió a la habitación de la chica. Al verla, le expresó con voz amenazante: - "Ahora entiendo por qué mi hijo se enamoró de ti. Eres hermosa y podrías ser una hembra perfecta para dar cachorros fuertes. Pero pagarás caro al rechazar a mi hijo." La chica, asustada, recordó las historias que su madre solía contarle: "Nunca rechaces el amor de un licántropo. Si lo haces, él se vengará". Con lágrimas en los ojos, se arrodilló y suplicó por su vida. Alexander le ofreció un trato: - "Si quieres vivir, terminarás con tu novio. Le pedirás perdón a mi hijo y le dirás que lo amas. Si él te pide matrimonio, te casarás con él y serás una gran esposa y compañera del futuro Alfa de mi manada. Y nunca le dirás a nadie de esta conversación." Por miedo, la chica hizo todo lo que Alexander le exigió. Con el tiempo, Alexander convirtió a Lucas en un hombre lobo y lo consagró como Alfa mediante el rito de adopción de sangre realizado por la bruja de la manada. Y así, la telaraña de mentiras y manipulaciones tejida por Alexander en su obsesiva necesidad de venganza y control, dejó profundas cicatrices en todos los involucrados. A pesar de todos sus intentos de proteger y amar a Lucas a su manera, había creado un destino lleno de sombras y oscuridad para su amado "cachorro".