El Alfa: Amor, Venganza y Redención

En un remoto valle, oculto entre montañas densamente boscosas, vivía un hombre lobo conocido como Magnus, el Alfa de su manada. Magnus no era solo cualquier hombre lobo; parecía no tener más de 25 años a los ojos mortales, pero su verdadero poder y sabiduría venían de sus 130 años de existencia. Altamente atractivo, musculoso y con una confianza que fácilmente rozaba la egolatría y el narcisismo, Magnus disfrutaba del dominio absoluto sobre su territorio y su manada. Había una vez en la misma región, una mujer llamada Eveline, a quien Magnus amó profundamente. Sin embargo, su amor no fue correspondido de la manera que él deseaba. Eveline se casó con un hombre mortal, Jacob, y juntos tuvieron un hijo. Este acto fue percibido por Magnus como una traición que no podía dejar pasar. Una noche, dominado por la venganza, Magnus entró silenciosamente en la casa de Eveline y Jacob. Mientras la pareja dormía, robó al recién nacido con el propósito inicial de matarlo, pero al ver al indefenso bebé, no pudo cumplir con su primera intención. En cambio, decidió criarlo como su propio cachorro, como una forma de venganza perpetua: Eveline y Jacob nunca verían crecer a su hijo. El niño, llamado Lucas por sus padres biológicos y rebautizado como Leo por Magnus, creció bajo la influencia del Alfa. Magnus se mostró siempre cariñoso y protector con Leo, nunca limitando su amor hacia él. A medida que Leo crecía, Magnus se volvió extremadamente posesivo, no permitiendo que nadie, salvo el futuro Beta y el Delta de la manada, se acercara mucho a su hijo adoptivo. La pareja desesperada buscaba a su hijo por cielo y tierra, pero cada vez que se acercaban, Magnus desaparecía con el niño, solo para regresar cuando el peligro cesaba. Los años pasaron y Leo se convirtió en un joven de 17 años, inteligente pero algo introvertido debido a la imposibilidad de hacer muchos amigos fuera de su pequeña cercanía con el Beta y el Delta. La sobreprotección de Magnus había logrado aislarlo bastante. Un día, por capricho del destino, Leo descubrió que sus verdaderos padres eran sus maestros en la escuela local. Este descubrimiento, sin embargo, no se completaría, ya que Magnus, temiendo perder a su hijo, asesinó a la pareja antes de que pudieran revelarle la verdad. Leo nunca supo de esto y continuó viviendo bajo las enseñanzas y el afecto de Magnus. Con el tiempo, Leo se enamoró de una compañera de clase, una chica dulce y amable. Pero su amor no fue correspondido, y la chica se fijó en otro chico. Al contarle esto a Magnus, el hombre lobo se enfureció. La idea de que alguien rompiera el corazón de su querido cachorro era intolerable. Abrumado por la ira, decidió tomar cartas en el asunto. Esa misma noche, Magnus irrumpió en la habitación de la chica. La joven, aterrorizada al ver al licántropo, recordó los cuentos de su madre sobre los seres lobunos. Magnus, sin preámbulos, le explicó su situación. Le ordenó romper con su novio y declararle su amor a Leo. Si Leo le pedía matrimonio, ella debía aceptar y convertirse en la compañera perfecta, proporcionando futuros cachorros fuertes para la manada. Si no obedecía, sufriría las consecuencias. Asustada, la chica siguió todas las instrucciones de Magnus y terminó por casarse con Leo. Eventualmente, Magnus realizó un antiguo y poderoso rito de adopción de sangre con la ayuda de la bruja de la manada, transformando a Leo en un hombre lobo y en el futuro Alfa. Leo creció con un amor que creía genuino y una familia que él pensaba que genuinamente le pertenecía. Desconocía las manipulaciones y sacrificios que se hicieron a su alrededor. Bajo la guía de Magnus, Leo prometía ser un Alfa tan formidable como su padre... si no más.