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Question: Escribe una historia sobre un joven de buenos sentimientos, nerd y debil de 16 años, que sufre bullying de parte de su propio padre que es un actor y modelo atractivo, musculoso y narcisista de 32 años, que niega su existencia y lo trata como un simple criado debido a que odia su forma de ser, muchos años antes cuando el joven nacio su madre lo abandono y se lo dio a su padre, su padre lo amaba y lo adoraba, y por el busco la manera de salir adelante para darle todo lo que necesitara, lo logro pero la fama, la vanidad y la lujuria lo sedujeron y olvido a su hijo, en la preparatoria su vida era un infierno, y para colmo su salud era delicada, el joven decidio un dia irse de esa casa para vivir tranquilo sus ultimos dias, su padre de forma cruel al verlo irse le dijo al fin me deshice de ti, eres un estorbo, desearia que nunca hubieras nacido, al decirlo unos hombres armados que fueron contratados por una de las examantes del padre que queria vengarse por haber jugado con sus sentimientos, el joven se atraviesa ante una bala y salva a su padre, el joven cae al suelo y dice adios padre, a pesar de todo te amo y te perdono.El padre sintio la culpa y el remordimiento, le pidio perdon y le suplico que resistiera, el joven no resistio y murio.A los 3 dias despues se llevo a cabo el funeral, el padre se veia destrozado y lloro, el joven fue sepultado con el apellido de su padre, en el mausoleo de esa mansion, la culpa afecto al padre, que hizo que perdiera la razon y pensara que su hijo estaba vivo y que estaban pasando tiempo juntos, el padre se ponia peligroso si decian que el joven estaba muerto. Prueba de ello es una de las criadas que el mismo asesino con un cuchillo cuando la escucho al decir: es necesario que el patron sea llevado a un manicomio, el joven lleva muerto 3 semanas, una de las amantes tuvo el mismo final cuando menciono que el muchacho estaba muerto lo dijo cuando estaban teniendo relaciones sexuales, el la mato ahorcandola, mientras lo hacia decia mi hijo no esta muerto, el esta en su habitacion, tiempo despues termino internado en un manicomio.
En un pequeño y opulento vecindario, vivía Oliver, un joven de 16 años con una bondad y pureza excepcional. Sin embargo, su vida estaba lejos de ser la idílica que podría parecer desde el exterior. Oliver era un chico introspectivo y de salud delicada, ocultando bajo sus lentes y libros una realidad de constantes sufrimientos. Tras el nacimiento de Oliver, su madre los había abandonado, dejándolo al cuidado de su padre, Gabriel. En ese entonces, Gabriel adoraba a su hijo y luchó arduamente para salir adelante. Su determinación y el deseo de ofrecerle a Oliver lo mejor, lo llevaron a triunfar como un famoso actor y modelo. Pero con el éxito llegaron también la vanidad y la lujuria, llevándolo a despreciar a su propio hijo, a quien veía como un recordatorio de la humildad que había dejado atrás. La relación entre ellos se deterioró. Gabriel se convertía en un tirano narcisista, ridiculizando a Oliver y tratándolo como un simple criado. En su dolorosa adolescencia, Oliver enfrentaba un infierno tanto en casa como en la escuela, donde sus compañeros se burlaban de él. Aún peor, su frágil salud le dificultaba sobrellevar tantas cargas. Un día, cansado de las humillaciones, Oliver decidió dejar aquella mansión que solo le traía tormentos. “Al fin me deshice de ti”, le dijo su padre con desdén mientras salía. “Eres un estorbo. Desearía que nunca hubieras nacido”. Mientras Gabriel pronunciaba esas crueles palabras, unos hombres armados irrumpieron en la casa. Eran enviados por una examante de Gabriel, sedienta de venganza por haber sido usada y tirada. Oliver, viendo el peligro, no dudó en interponerse instintivamente para proteger a su padre, recibiendo una bala en el proceso. “Adiós, padre… A pesar de todo, te amo y te perdono”, fueron sus últimas palabras mientras caía al suelo. Gabriel, abrumado por la culpa y el remordimiento, le suplicaba que resistiera, pero el daño ya era irreversible. Tres días después, se llevó a cabo el funeral. Gabriel estaba destrozado, llorando desconsoladamente mientras veía a Oliver ser sepultado en el mausoleo de la mansión, con el apellido de su padre como un último y tardío reconocimiento de su pertenencia familiar. La tragedia marcó un punto de quiebre en la mente de Gabriel. El duelo se transformó en locura. Gabriel comenzó a creer fervientemente que Oliver seguía con vida, que podían pasar tiempo juntos como él nunca se había permitido. Esta obsesión le hacía peligroso, hasta el punto en que cualquiera que mencionara la muerte de Oliver pagaba con su vida. Una criada pidió que Gabriel fuera llevado a un manicomio y fue asesinada por él, y una amante compartió el mismo destino cuando, en un momento íntimo, mencionó que Oliver estaba muerto. Finalmente, Gabriel terminó internado en un manicomio, prisionero de su mente. Sus días pasaban en un vacío del que no existía retorno, hablando con su hijo imaginario mientras era vigilado de cerca por el personal del manicomio. En su delirio, seguían susurrando la misma inmutable creencia: “Mi hijo no está muerto. Él está en su habitación”. Ambos, Oliver y Gabriel, quedaron atrapados en la trágica complejidad de sus destinos, recordándonos que el amor y el odio a veces son tan dolorosamente inseparables.
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