**Ecos de un Amor Olvidado: La Trágica Historia de Un Hijo y Su Padre**

En un tranquilo vecindario de una próspera ciudad, vivía un joven llamado Daniel. Con tan solo 16 años, su vida estaba marcada por su inteligencia y su bondad, pero también por una salud frágil y una extraordinaria debilidad física. Daniel era lo que comúnmente se llama un "nerd": le encantaban los libros, la ciencia y la tecnología. Pero su mundo interior contrastaba dolorosamente con el exterior. Su padre, Marco, tenía 32 años y era un actor y modelo muy exitoso. A primera vista, Marco lo tenía todo: era atractivo, musculoso y poseía una gran confianza en sí mismo. Pero detrás de esa imagen pública perfecta, existía un hombre narcisista, vanidoso y cruel. La vida de Daniel era un infierno, comenzando por el hecho de que su propio padre lo trataba como si fuera un criado e incluso negaba su existencia. La historia de su familia no siempre había sido así. Cuando Daniel nació, su madre los abandonó. Marco, en su juventud y con el deseo de darle lo mejor a su hijo, trabajó incansablemente para salir adelante. En aquellos primeros años, Marco realmente amaba y adoraba a Daniel. Era por ese pequeño ser por el que se esforzaba cada día. Pero cuando la fama, la vanidad y las tentaciones lo envolvieron, Marco perdió el rumbo y olvidó su mayor motivación: su hijo. En la preparatoria, Daniel sufría constantemente de bullying. A pesar de ser brillante, su salud delicada y su imagen física lo hacían el blanco perfecto. La situación se volvía insoportable cuando regresaba a casa, solo para enfrentar los desprecios y abusos verbales de su padre. Una noche, después de una fuerte discusión en la que Marco le dijo: "Eres un estorbo, desearía que nunca hubieras nacido", Daniel tomó una decisión. Empacó algunas de sus escasas pertenencias y se dispuso a dejar esa casa en la que nunca se sintió querido. Pero al salir, ocurrieron eventos inesperados. Delante de la casa, se encontraban unos hombres armados contratados por una antigua amante de Marco, que buscaba vengarse de él por haber jugado con sus sentimientos. Al ver que uno de los hombres apuntaba a su padre, Daniel, sin pensarlo dos veces, corrió para protegerlo. Una bala lo atravesó y cayó al suelo, susurrando: "Adiós, padre. A pesar de todo, te amo y te perdono". Marco, al ver a su hijo malherido, sintió una mezcla de culpa y arrepentimiento tan grandes como nunca antes. Se arrodilló junto a él, llorando y suplicando por su perdón. Pero era demasiado tarde. Daniel, con una última respiración, cerró los ojos para siempre. El funeral fue una ceremonia solemne, tres días después. Marco, destruido por dentro, no pudo contener las lágrimas mientras veía cómo enterraban a su hijo en el mausoleo familiar. Finalmente, Daniel fue sepultado con el apellido de su padre, en lo que fue un intento de enmendar las heridas del pasado. Pero la culpa y el dolor consumieron a Marco, llevándolo al borde de la locura. Su mente, presa del remordimiento, comenzó a creer que su hijo no estaba muerto, sino que seguía vivo y presente en su mansión. Aquellos que intentaban devolverlo a la realidad, pagaban con su vida. Primero fue una criada, que Marco asesinó brutalmente cuando sugirió que debían llevarlo a un manicomio. Luego, una amante compartió el mismo trágico destino cuando cometió el error de mencionar la muerte de Daniel durante un momento íntimo. Murió estrangulada mientras Marco repetía una y otra vez: "Mi hijo no está muerto, él está en su habitación". Finalmente, los incontrolables brotes de violencia y su desconexión de la realidad llevaron a que Marco fuera internado en un manicomio. La mansión, que alguna vez había sido un símbolo de su éxito, quedó vacía, una triste memoria de una vida llena de falsas promesas y arrepentimiento. Y en sus alucinaciones, Marco todavía veía a su hijo, siempre un niño, siempre amándolo, en una paz que él nunca volvería a conocer.