Echoes of Revenge: A Father's Last Note

En una oscura tarde de otoño, Hugo, un joven nerd de catorce años, se sentía más solo que nunca. Su padre, Alejandro, un famoso actor y modelo de treinta años, siempre lo había despreciado. Nunca le evitó palabras hirientes, siempre mostrando indiferencia, haciendo que Hugo se sintiera insignificante y débil. En la preparatoria, la situación no mejoraba. Hugo era víctima de bullying constante, siendo el blanco de risas y maltratos. Sin embargo, lo más devastador llegó cuando el chico más popular, Marcos, hizo una apuesta con sus amigos. La apuesta era simple: lograría enamorar a Hugo solo para después humillarlo públicamente. Día tras día, Hugo comenzó a albergar esperanza y cariño hacia Marcos, creyendo que finalmente alguien lo veía, que alguien como Marcos podía apreciarlo. Sin embargo, la verdad salió a la luz. Hugo se enteró de la cruel apuesta y su mundo entero se desmoronó. En un momento de desesperación y angustia, ingirió veneno, esperando acabar con su sufrimiento. Sus compañeros lo encontraron y lo llevaron apresuradamente al hospital. Las enfermeras llamaron a Alejandro, quien, cuando escuchó lo sucedido, respondió fríamente: "No me interesa lo que hizo," y continuó con su vida, indiferente, sin importarle en lo más mínimo la vida de su hijo. Finalmente, la vida de Hugo se apagó. Después de muchas horas y con Hugo ya fallecido, Alejandro fue convencido de acudir al hospital. Al ver el cuerpo sin vida de su hijo, la culpa lo invadió. Las lágrimas no cesaban de correr por su rostro. Durante el funeral, Alejandro permaneció en silencio, derrotado por el arrepentimiento. Días después, Alejandro descubrió la causa del suicidio de su hijo: la apuesta cruel de Marcos y el constante bullying al que era sometido. Consumido por la culpa y el dolor, tomó una pistola, miró una foto de Hugo y juró: "Mataré al culpable de tu muerte, hijo. Me vengaré de todos los que te hicieron daño." La locura lo llevó a cometer asesinatos a sangre fría. Eliminó a Marcos y a otros abusadores, convencido en su mente perturbada de que era justicia. Al concluir su venganza, se dirigió a la tumba de Hugo y se arrodilló ante ella, susurrando: "Ya te vengué, hijo. Ahora voy a acompañarte. Sin ti, no puedo vivir." En ese preciso instante, apareció la Muerte frente a Alejandro. Una figura oscura y etérea que parecía absorber toda la luz a su alrededor. Con voz profunda y resonante, le dijo: "Quiero hacer un trato contigo. Haré que regreses horas antes de que tu hijo ingiera el veneno, y lo salves. Tendrás a tu hijo, pero a cambio, serás mi cegador, encargado de llevar a la justicia a los criminales. ¿Aceptas?" Sin dudarlo, Alejandro aceptó. En un abrir y cerrar de ojos, se encontró en su hogar, horas antes de la tragedia. Corrió hacia el cuarto de su hijo y lo encontró a punto de tomar el veneno. Llorando, lo abrazó con fuerza, pidiendo perdón por todos los años de indiferencia. "Te amo, hijo, y prometo que estaré aquí para ti," le dijo entre sollozos. Tras salvar a Hugo, Alejandro cumplió su parte del trato con la Muerte. Se convirtió en un cegador, un ejecutor de justicia para aquellos que cometían crímenes atroces. Aunque su vida cambió drásticamente, Alejandro encontró un propósito en su nuevo rol. Cada vez que sentía la carga de su misión, solo necesitaba mirar a su hijo, vivo y feliz, para recordar que había hecho lo correcto. La redención no había sido fácil, pero era un precio que estaba dispuesto a pagar para tener a su hijo de vuelta.