Echoes of Loyalty: A Vampire and His Son's Odyssey

En el oscuro y silencioso barrio de la opulencia vivía un vampiro de impresionante apariencia, cuyos bíceps tallados en mármol y su semblante eternamente joven escondían 150 años de vida. Su nombre era Dante, un ser narcisista y ególatra que despreció constantemente a su único hijo, Thomas, un joven de 15 años a quien consideraba débil, insignificante y torpe. Thomas, con su figura delgada y su interés por la ciencia y la literatura, nunca pudo ganarse ni una migaja de la aprobación de su padre. Los desprecios se sucedían y el tiempo avanzaba hasta que un fatídico día un accidente de tráfico dejó a Thomas en coma profundo. Los médicos, habiendo agotado todas las opciones, sugirieron desconectarlo; pero Dante, por primera vez abrumado por el arrepentimiento y la culpa, no lo permitió. Aquella tarde, bajo la sombra de la desesperación, Dante resolvió tomar una decisión drástica. Transportó a Thomas a su imponente mansión, un legado de sus siglos de existencia, y en esa fría y desafiante mesa de piedra, le dijo, con voz quebrantada, "No dejaré que mueras, papá nunca lo permitirá". Sus colmillos emergieron, y con una mezcla de dolor y determinación, Dante mordió el frágil cuello de su hijo. Thomas abrió los ojos repentinamente, parpadeando ante la eternidad que se le presentaba. En un acto de oscura compasión, Dante le ofreció a su hijo una bolsa de sangre que había robado de un hospital. Este fue el primer paso hacia una metamorfosis inesperada para ambos. Con el paso de los meses, Thomas, ahora un joven inmortal, observó cambios súbitos en su padre: la frialdad dio paso a una inesperada ternura, la arrogancia a una devoción inquebrantable. Sin embargo, las cicatrices del pasado no podían curarse tan rápidamente. Las autoridades fueron notificadas de posibles maltratos en el hogar y decidieron intervenir. "Primero muerto que permitir que me quiten a mi hijo, él es mío y solamente mío," murmuró Dante con un fuego en los ojos. Habiendo sobornado a ciertos oficiales para mantenerse informado, un día descubrió que estos habían decidido traicionarlo. La cólera vampírica estalló, y Dante no dudó en silenciar permanentemente a aquellos que lo habían engañado. En una movida desesperada, decidió huir del país con Thomas, adoptando nuevas identidades y llevando consigo toda su fortuna acumulada. Esta vez, su determinación era proteger a su hijo a cualquier precio. Dante, el imponente vampiro que nunca mostró debilidad, comprendió que estaba dispuesto a derramar sangre con tal de no perder a Thomas. En su corazón, finalmente entendió que la verdadera fortaleza no yace en la supremacía física, sino en la devoción y amor que era capaz de sentir por su hijo. Y mientras sus figuras se deslizaban por los cielos hacia un destino desconocido, Dante juró proteger a Thomas de cualquier amenaza, mortal o inmortal, por toda la eternidad.