Echoes of Blood: Redemption of a Vampire and His Child

En el corazón de la metrópolis, vivía un hombre cuya vida parecía arrancada de una novela de excesos y ostentaciones. Con solo 30 años, Alexandro García era un magnate de los negocios, con un físico que hacía girar cabezas y una sonrisa que desarmaba e hipnotizaba. Pero detrás de la fachada delificarme y reconocimiento, se ocultaba la trágica historia de un joven que había quedado viudo a los 15 años. Su novia, la dulce Eliana, murió durante el parto, dejándole un hijo al que nunca llegó a prestar la suficiente atención. Mijail, el hijo nerd y debilucho, creció bajo la sombra deslumbrante y opresiva de su padre. Para Alexandro, las prioridades eran claras: su empresa y las interminables listas de amantes que desfilaban por su vida. Mijail, por el contrario, fue relegado y humillado, el blanco de constantes actitudes de desprecio y bullying por parte de su propio padre, quien no comprendía ni aceptaba las debilidades y diferencias de su hijo. Todo cambió una noche fatídica. Alexandro, en uno de sus habituales encuentros amorosos con una mujer deslumbrante cuyos ojos reflejaban un universo de misterio, cayó presa de una realidad sobrenatural. Ella, una vampiresa llamada Isadora, actuando por un impulso irresistible, lo mordió y lo convirtió en un ser de la noche, un vampiro. Al principio, Alexandro intentó llevar su nueva existencia en secreto, pero pronto los instintos primarios y sanguinarios tomaron control. Comenzó a cazar mujeres incautas en callejones oscuros, saciando su sed de sangre con una frialdad escalofriante. Una noche, en medio de uno de sus ataques, su hijo Mijail, que había decidido seguir a su padre al notar su comportamiento extraño, presenció el horror. Cuando Alexandro estaba a punto de asesinar a una joven inocente, Mijail intentó intervenir, pero fue demasiado tarde. Al enfrentarse a su padre en su forma monstruosa, Alexandro se detuvo, embriagado por el aroma familiar de su sangre. "Cría", murmuró entre dientes afilados, "No te lastimaré. Eres mi cría y solo mía." En un arrebato de velocidad inhumana, Alexandro llevó a su hijo de regreso a la mansión. Mijail, aterrorizado y confundido, comenzó a notar un cambio en su padre. La frialdad y el desprecio con los que solía tratarlo se transformaron en un amor posesivo y perturbador. Alexandro, dominado por sus nuevos instintos vampíricos, comenzó a proteger y vengar a su hijo con una ferocidad aterradora. Al descubrir los recuerdos de Mijail, y la lista de personas que lo habían hecho sufrir bullying, Alexandro sistemáticamente atormentó y eliminó a cada uno de ellos, sin remordimiento ni piedad. Desesperado por detener la masacre, Mijail intentó huir una noche. Pero la respuesta de su padre fue tan clara como macabra: "Si me abandonas, mataré a cada persona en esta ciudad para encontrarte. ¿Eso quieres ver, patéticos humanos muertos, mi pequeña cría?" Alexandro le planteó un dilema que Mijail no pudo ignorar. Para evitar más derramamiento de sangre, Mijail aceptó quedarse, pero puso una condición. "Me quedaré si prometes que no matarás a inocentes", dijo con voz temblorosa pero determinada. Alexandro, con una sonrisa que oscilaba entre el amor y la locura, prometió cumplir su deseo y envolvió a Mijail en un abrazo posesivo, sellando un pacto oscuro y retorcido. Así comenzó una nueva vida para ambos, un futuro incierto y aterrador donde el amor enfermizo de un vampiro transformado y su escurridizo hijo eran los protagonistas de una tétrica historia de pasión, redención y condena eterna.