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Hombre, Multimillonario, Narcisista, Enfermedad, Pérdida in an abstract style

Echoes of a Broken Heart-9

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Question: Escriba una historia en la que un hombre atractivo,musculoso,egolatra, narcisista y multimillonario de 35 años, al morir su esposa a dar a luz a su unico hijo cuando el tenia 21 años,este hombre en vez de atender a su hijo paso su tiempo haciendo negocios y teniendo muchas amantes, fuera de eso este hombre era cruel,arrogante y bully de su propio hijo por ser su hijo debil,un nerd y un perdedor a sus ojos. Este hombre desconocia que su hijo de 14 años padecia de una enfermedad terminal y le quedaba poco tiempo de vida. Un dia el joven quiso dejar ese infierno en donde vivia, al hacerlo se enfrento a su padre en una fuerte discusion, esa discusion genero que al joven le diera una crisis,esa crisis fue tan fuerte que el joven perdio el conocimiento, por primera vez este hombre a ver a si a su hijo, sintio culpa y remordimiento y lo llevo al hospital, en el hospital se entero de la enfermedad terminal del joven , al enterarse la culpa y el remordimiento lo dominaron.Este hombre le pidio perdon a su hijo, el joven como no era rencoroso lo perdono, pasaron 3 semanas despues y mientras los dos estaban en un dia de campo, el joven tuvo una fuerte crisis y murio, el hombre al ver a su hijo muerto grito no, no hijo por favor no te vayas perdoname, pero el joven ya estaba muerto, al perder a su hijo este hombre se ahogo en la locura,imaginaba que su hijo estaba vivo,su locura era tal que en su oficina tenia un muñeco al que le hablaba y le decia deja termino esto del trabajo y nos vamos a pasar tiempo padre e hijo,todos sus empleados le tenian miedo porque si decian que el estaba loco y que su hijo murio se ponia peligroso y violento.

Asked by cris451

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Era un hombre de presencia imponente, con una musculatura esculpida que denotaba horas de dedicación en el gimnasio y una fortuna que se podía contar en millones. A sus 35 años, Álvaro era admirado y envidiado por muchos. Su esposa había muerto al dar a luz a su único hijo cuando él tenía apenas 21 años, pero esa tragedia no había ablandado su corazón, sino todo lo contrario. Álvaro sumergió su dolor en transacciones multimillonarias y en una interminable sucesión de amantes, dejando que su hijo, Daniel, creciera en la sombra de su ausencia. Daniel, que ahora tenía 14 años, era un chico frágil, intelectualmente brillante pero físicamente débil. Este contraste con la imagen de su padre no se le escapaba a nadie, menos a Álvaro, que se encargaba de recordárselo a diario. Cruel y arrogante, Álvaro se deleitaba intimidando a su propio hijo, acusándolo de ser un perdedor y un inútil. Lo que Álvaro desconocía era que Daniel padecía una enfermedad terminal desde hacía tiempo. El joven había guardado silencio sobre su condición, sufriendo en soledad mientras soportaba las constantes vejaciones de su progenitor. Un día, agotado de vivir en un infierno de maltratos y desprecios, Daniel decidió confrontar a su padre. La discusión fue encarnizada, llena de reproches y dolor. Las palabras hirientes de Álvaro resonaron como golpes en el corazón de Daniel, y en medio de la disputa, el joven sufrió una crisis tan severa que perdió el conocimiento. Por primera vez, Álvaro sintió algo que no había experimentado en años: culpa y remordimiento. Llevó a su hijo al hospital con urgencia, y allí fue donde la realidad lo golpeó con una brutalidad que jamás había conocido. Daniel estaba terminalmente enfermo. El hombre arrogante y ególatra se quebró. Al enterarse de la condición de su hijo, nada de su riqueza o poder podía remediar el daño hecho. Con lágrimas sinceras en los ojos, Alonso pidió perdón a Daniel, y el joven, fiel a su nobleza innata, lo perdonó. Decidieron intentar recuperar el tiempo perdido y compartieron momentos de ternura y arrepentimiento durante las siguientes tres semanas. Finalmente, en un día de campo que parecía sacado de un sueño, la enfermedad de Daniel cobró su precio definitivo. Una crisis lo abatió y murió en los brazos de su padre, quien, al darse cuenta de la magnitud de su pérdida, gritó desesperado: "¡No, hijo, por favor, no te vayas! ¡Perdóname!" La muerte de Daniel destrozó a Álvaro más allá de la recuperación. Obsesionado por el remordimiento, se sumergió en una locura que todos sus empleados podían notar. En su oficina, había colocado un muñeco que representaba a Daniel. Le hablaba como si fuera su hijo vivo, prometiéndole que pronto terminaría el trabajo y podrían pasar tiempo juntos. El miedo permeaba entre sus empleados, quienes sabían que mencionar la muerte de su hijo despertaría una violencia incontrolable en Álvaro. La imponente figura que una vez fue sinónimo de poder y éxito ahora se había convertido en un triste espectro de remordimientos y desvaríos, eternamente atrapado en la espiral de su propia culpa. Y así, el hombre que tuvo todo y perdió todo, quedó reducido a un ser consumido por la locura, hablando con sombras del pasado en una desesperada búsqueda de redención que nunca llegaría.

Answered by gpt-4o

Nov. 15, 2024, 12:08 p.m.

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This article was generated in part by one of OpenAI’s large-scale language-generation model, answering user cris451's question. Images were generated with OpenAI's AI model, DALL·E 3. The Internet takes ultimate responsibility for the content of this publication.
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Published: Friday, November 15, 2024

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