Desire in the Spotlight

Era una noche común en el estudio donde Omar, un nerd de 18 años, trabajaba como utilero. Su vida no era fácil, especialmente por las constantes burlas y humillaciones que recibía de Seth Gamble, un actor porno de 37 años. Seth era guapo, musculoso y siempre disfrutaba haciendo la vida imposible a Omar. La ironía era que Seth, además, salía con la hermana de Omar, Ana, quien no tenía ni idea del tormento que su hermano soportaba. Un día, mientras limpiaba el desorden en uno de los sets, Omar encontró una vieja lámpara cubierta de polvo. Sin mucho entusiasmo, comenzó a limpiarla cuando una ligera nube de humo empezó a salir de la lámpara, convirtiéndose en un genio. "¡Hola, joven! Soy un genio de la lámpara. Te concederé un deseo", dijo el genio con una voz grave y mágica. Omar, incrédulo y sorprendido, balbuceó las primeras palabras que le vinieron a la mente. "Yo nunca desearía que Seth Gamble fuera mi novio en lugar de ser el novio de mi hermana. Nunca tendría de novio a un bully como él." El genio, con una sonrisa traviesa y una comprensión errónea, simplemente asintió. "Tu deseo es mi mandato." A la mañana siguiente, Omar se despertó en una habitación que no reconocía. Era un cuarto lujoso, decorado con esplendor. Pero lo que realmente lo desconcertó fue encontrar a Seth Gamble desnudo a su lado, dormido profundamente. Omar se levantó de un salto, su mente tratando de comprender lo que estaba viendo. En ese momento, Seth despertó, estirándose perezosamente con una sonrisa en los labios. "Buenos días, amor", dijo Seth, mirándolo con cariño. "Hoy celebramos nuestro aniversario de 6 meses, ¿recuerdas? Sé que tu hermana nos odia por haber terminado con ella para estar contigo, pero no podía seguir fingiendo. Mi comportamiento contigo era solo para llamar tu atención." Omar sintió una oleada de recuerdos inundar su mente, recuerdos fabricados por el deseo del genio. En esta nueva realidad, él y Seth habían estado juntos durante seis meses, y su hermana efectivamente los odiaba por ello. Antes de que Omar pudiera decir algo, Seth, con su habitual sensualidad, lo atrajo más cerca y lo besó apasionadamente. Pese a la sorpresa inicial, Omar no pudo evitar sentir una mezcla de emociones: confusión, desconcierto, pero también un innegable deseo, quizás nacido de la manipulación del deseo. Así, en esa nueva realidad, el bullying y las humillaciones fueron sustituidas por una extraña y ardiente pasión. Aunque aún desconcertado, Omar decidió que si estaba atrapado en este nuevo mundo, quizás podría encontrar algo bueno en él. Al final, no tenía otra opción más que aceptar las cartas que el destino, y un genio malinterpretado, le habían repartido.