"Desire Gone Wrong"

Había una vez un joven tímido y reservado llamado Martín, de 18 años, que llevaba una vida un tanto gris y monótona. A pesar de su pasión por el cine y su amplio conocimiento de todo tipo de producciones, Martín no gozaba de buena salud ni de una figura atlética; era algo rechoncho y débil. Trabajaba como utilero en un estudio de cine, aunque no precisamente en el tipo de cine que soñaba. Este estudio se dedicaba a la producción de películas para adultos. Martín había soportado el acoso y las burlas de Seth Gamble, el actor estrella del estudio. Seth tenía 37 años y era todo lo opuesto a Martín. Atractivo, musculoso, ególatra y narcisista, Seth disfrutaba mostrando su superioridad, y además, mantenía una relación amorosa con Clara, la hermana de Martín. Clara desconocía por completo el sufrimiento que Seth le causaba a su hermano, y para Martín, esto representaba una doble carga emocional. Un día, mientras se encontraba organizando los accesorios y limpiando el almacén del estudio, Martín encontró una vieja lámpara que parecía estar fuera de lugar. Decidió limpiarla por si acaso sirviera de utilería en alguna escena futura. Al momento de frotarla, bromeó en voz alta cabizbajo, en medio de su amarga situación, “Yo nunca desearía que Seth Gamble, en vez de ser novio de mi hermana, fuera mi novio. Yo nunca tendría de novio a un bully”. Sin saberlo, esas palabras resonarían más allá de su expresión incrédula y sardónica. Para su sorpresa, un genio antiguo y poderoso emergió de la lámpara y, sin percatarse de la verdadera intención de las palabras de Martín, interpretó su deseo de manera literal. A la mañana siguiente, Martín despertó no en su cama habitual, sino en una lujosa habitación que no reconocía, con finos acabados y detalles que solo había visto en revistas. Al girarse para tratar de orientarse, su corazón dio un brinco al ver a Seth Gamble durmiendo a su lado, desnudo. Seth abrió lentamente los ojos y, esbozando una sonrisa cariñosa, le dijo: “Feliz aniversario de 6 meses, amor. Sabes que tu hermana todavía nos odia por haber terminado con ella para estar contigo, pero no me importa. Te amo. El bullying que hacía solo era para llamar tu atención”. Desconcertado y atónito, Martín intentó procesar las palabras de Seth mientras este último se acercaba cada vez más. Sin darle tiempo a reaccionar, Seth con su habitual sensualidad comenzó a entregarse a él, ya que era su forma preferida de celebrar. Martín, sin saber cómo había llegado a esa situación, se dejó llevar, aunque en su mente brotaban más preguntas que certezas. Este era el mundo al revés; el acosador se había transformado súbitamente en amante. Ahora quedaba por ver si Martín, en la confusión de su deseo inesperado, podría encontrar una nueva identidad dentro de aquella caprichosa fantasía, o si anhelaría volver a su antigua vida, por caótica que fuera. Quizás, en esos prolongados momentos íntimos con Seth, Martín comenzaría a entender matices y profundidades sobre sí mismo y sobre el actor que nunca habría imaginado. Sentimientos y verdades que nunca habían aflorado antes, comenzaban a transformarlo.