**Deseos Peligrosos en un Mundo Alterado**

Había una vez un chico llamado Jaime, un nerd de 17 años que siempre había sido objeto de burlas y acoso en su preparatoria. Sus agresores eran el entrenador de la escuela, el señor Ramírez, un hombre musculoso, atractivo, millonario y narcisista de 33 años, y Diego, el chico más popular y atractivo de la preparatoria, un egocéntrico de 18 años. Una tarde, después de otra humillante jornada escolar, Jaime decidió visitar una tienda de antigüedades para distraerse. Entre los objetos polvorientos, se encontró con una lámpara antigua que llamó su atención. Sin saber que esa lámpara cumplía cualquier deseo, la compró y al llegar a casa, en un acto de desesperación, murmuró: —Deseo que el entrenador Ramírez sea mi padre posesivo, protector y controlador y que Diego, el chico más popular de la preparatoria, me ame con locura y sea mi novio. Jaime no le dio mucha importancia a sus palabras y se fue a dormir. Al día siguiente, despertó en una habitación elegantemente decorada, totalmente contraria a su estilo usual. Desorientado, se levantó y bajó a desayunar. Al entrar en el comedor, se encontró con el entrenador Ramírez, quien lo recibió con una sonrisa cariñosa: —Buenos días, hijo. Vamos a desayunar lo que la criada preparó —dijo en un tono despectivo hacia la criada, quien no era otra que la madre de Jaime. Jaime se quedó pasmado. En esta nueva realidad, su madre había solicitado ayuda económica al entrenador al enterarse de que estaba embarazada. El entrenador, contento con la noticia, decidió que el niño sería solo suyo y obligó a su madre a mantenerse alejada de él. Así, la mujer aceptó ser criada para estar, al menos, cerca de su hijo. —Ya nos vamos a la prepa, hijo. Recuerda que allí soy tu profesor —dijo el entrenador, abrazándolo paternalmente—. Estoy orgulloso de tus calificaciones. Comenzaremos a entrenar tu físico para que seas fuerte y tengas un gran futuro. Esta noche celebraremos tu premio en las Olimpiadas Matemáticas del estado. Dime, ¿qué deseas? Todo lo que me pidas será tuyo. Jaime no podía creer lo que estaba ocurriendo. En esta nueva realidad, el entrenador era amoroso y protector con él, aunque seguía siendo severo y despectivo con los demás. Jaime desconocía que su padre ahora controlaba celosamente sus amistades, asegurándose de que solo aquellos aprobados por él se acercaran a su hijo. Al llegar a la escuela, Jaime se llevó otra sorpresa cuando Diego, el chico popular, lo recibió con un apasionado beso. —Hola, amor —dijo Diego, mirándolo con adoración—. ¿Listo para nuestro desayuno juntos? En esta realidad, Diego era completamente diferente. Descartando su actitud habitual, ahora era un novio posesivo y celoso que había logrado la aprobación del entrenador para estar con Jaime debido a dos razones: su amor incondicional y su origen adinerado. El entrenador le había advertido severamente: —Si mi hijo derrama una lágrima por tu culpa o eres infiel, pagarás con tu vida. Haré cualquier cosa por su felicidad. Diego, sinceramente enamorado, aceptó la amenaza y dedicó cada momento a hacer feliz a Jaime. Vivir en esta nueva realidad fue inicialmente confuso para Jaime, pero pronto se sintió protegido y amado como nunca antes. Con el tiempo, Jaime se adaptó a su nueva vida. Descubrió que la lámpara tenía un poder especial, pero decidió no realizar más deseos. Al final, estaba agradecido por el giro inesperado de los acontecimientos y por la oportunidad de sentirse amado y protegido en un mundo que antes parecía tan cruel y solitario.