"Deseos Inesperados de un Nerd"

Hace mucho tiempo, había un joven nerd de 17 años llamado Lucas. Lucas era delgado, de complexión frágil y con una piel que apenas veía la luz del sol. Era el blanco favorito del entrenador del gimnasio de su escuela, el Sr. Ramírez, un hombre de 33 años con un físico imponente, una enorme fortuna y una personalidad narcisista y egocéntrica. El Sr. Ramírez disfrutaba intimidando a Lucas, y para Lucas, la escuela se había convertido en un lugar de sufrimiento constante. Un día, en un mercadillo de antigüedades, Lucas encontró una lámpara extraña. Sin pensar demasiado, la compró y, al llegar a casa, la limpió para quitarle el polvo. Mientras lo hacía, murmuró para sí mismo, "Desearía que el Sr. Ramírez fuera mi padre, posesivo, protector y controlador, pero cariñoso conmigo". A la mañana siguiente, Lucas se despertó en una habitación elegante que no se parecía en nada a la suya. Se levantó confundido y recorrió la casa, que era claramente una mansión. Al llegar al comedor, vio a su madre, pero no como la recordaba. Era la criada, la que servía el desayuno. Sentado en la cabecera de la mesa estaba el Sr. Ramírez, quien le sonrió cariñosamente y dijo: —Buenos días, hijo. Desayunemos el desayuno que la criada nos ha preparado. Lucas no podía creer lo que estaba viendo. El Sr. Ramírez, que ahora era su padre, no dejó de sonreírle. Sin embargo, habló en un tono despectivo hacia su madre, ahora la criada. En esta nueva realidad, ella había sido apartada, y solo podía ver a su hijo a una distancia prudente. El Sr. Ramírez continuó: —Pronto nos iremos a la prepa, hijo. Recuerda que allí soy tu profesor. Estoy orgulloso de tus calificaciones. Y a partir de hoy, empezarás a entrenar tu físico para que seas fuerte y tengas un gran futuro. Lo abrazó paternalmente, algo que Lucas jamás habría imaginado, y luego se dirigió a la criada: —Levanta los platos y limpia la mansión. Esta noche celebraremos el premio que mi hijo ha recibido en las olimpiadas matemáticas del estado. Dime, hijo, ¿qué deseas? Te daré todo lo que me pidas. Con el pasar de los días, Lucas descubrió que el Sr. Ramírez era un padre cariñoso y protector, pero solo con él. Con los demás seguía siendo el hombre frío y déspota de siempre. Además, Lucas se dio cuenta rápidamente de lo posesivo y controlador que era su nuevo padre respecto a sus amistades. Nadie podía acercarse a él sin la aprobación previa del Sr. Ramírez, quien decidía rigurosamente quién era digno de estar en la vida de su hijo. Lo que Lucas no había anticipado era que, aunque ahora su vida estaba llena de lujos y atención, también estaba marcada por una constante vigilancia y control. Los días transcurrían entre entrenamientos extenuantes y estudios rigurosos, bajo la atenta mirada de su ahora padre. Sin embargo, había algo en esos momentos de afecto que Lucas había empezado a anhelar, algo que le había faltado toda su vida. Con el tiempo, Lucas comprendió que su deseo había sido cumplido de una manera mucho más literal de lo que él había imaginado. Atrapado entre el cariño y la opresión, tuvo que aprender a convivir con esta nueva realidad, adaptándose a un mundo que le proporcionaba todo lo que deseaba, pero a un precio que nunca podría haber previsto. Y así, Lucas navegaba su nueva vida, tratando de encontrar un equilibrio entre el amor y la libertad, viviendo cada día con la certeza de que su deseo había cambiado su destino para siempre.