De gordito a galán: Las travesuras de un cambio de cuerpos inesperado

Érase una vez un joven de 18 años llamado Greg, inteligente pero de aspecto descuidado, era gordo, usaba gruesos anteojos y tenía una piel propensa al acné que no ayudaba en su favor. Greg era pobre en cuanto a riqueza financiera, pero rico en conocimientos. No obstante, era constantemente marginado y menospreciado. El objeto de su tormento era Max, atractivo, musculoso, egocéntrico y orgulloso capitán del equipo de fútbol de la escuela, un joven de 19 años admirado por muchos, temido por otros y deseado por las chicas. Aparte de su atractivo y habilidades deportivas, Max era inmensamente rico, lo que le permitía vivir la vida de lujo que otros soñaban. Un día, a pesar de su economía limitada, Greg compró un espejo antiguo y sobrio en una tienda de segunda mano. Tenía una extraña aura mística que atraía a Greg. Al verse reflejado en él, pronunció en voz baja, más para sí mismo que para cualquier otra persona: "Desearía ser mi bully". Para su sorpresa, la imagen en el espejo cambió, mostrando a Max en el baño, completamente desnudo. Atónito, Greg extendió la mano y cuando su dedo tocó el espejo, un destello de luz cegadora lo envolvió, seguido de una sensación de deslizamiento. Cuando se aclaró su vista, se encontró en el baño lujoso de Max y al mirar su reflejo en el espejo del baño, vio el rostro y el cuerpo de Max. Lo primero que hizo fue explorar su nuevo cuerpo, la sensación del músculo firme y la carne dura bajo sus dedos era eufórica y alucinante. Se podía sentir el poder y la confianza que irradiaba de su nuevo cuerpo y en ese momento decidió que no volvería a su antiguo yo a pesar de las posibles consecuencias. Greg, en el cuerpo de Max, continuó viviendo su vida al igual que Max en el cuerpo de Greg vivía la de él. Greg experimentó la gloria del respeto y el anhelo de los demás, algo que nunca había tenido en su vida anterior. Aprovechó su nueva vida y su nuevo estado para ser el cambio que deseaba ver. Defender a los marginados, y utilizar su influencia para poner fin al bullying en la escuela. A través de la experiencia y los desafíos, Greg aprendió que no es la apariencia física lo que realmente importa, sino cómo uno se siente consigo mismo y cómo tratamos a los demás. Y así, él y Max, en sus respectivas vidas intercambiadas, aprendieron a vivir y apreciarse, sabiendo que cada persona tiene sus luchas y que cada uno lleva su propia belleza y riqueza en su interior.