**De Bully a Protector: Un Cambio Inesperado**

En una pequeña ciudad, Jairo, un nerd de 18 años, se destacaba por su inteligencia y amor por la ciencia. Sin embargo, su apariencia delgada y su timidez le hacían blanco constante del bullying, especialmente por parte de César, el apuesto y musculoso entrenador de 33 años. César era arrogante, autoritario y siempre se aseguraba de que Jairo se sintiera insignificante. Un día, mientras navegaba por una tienda de antigüedades, Jairo encontró una lámpara intrigante. Al regresar a casa, decidió limpiarla, sin saber que desataría un poder ancestral. Exhausto y frustrado por la bullia constante de César, Jairo suspiró y murmuró sin pensar: "Desearía que César me amara y fuera mi novio posesivo y protector". Sin previa advertencia, la lámpara comenzó a brillar intensamente, y una sensación extraña recorrió el cuerpo de Jairo. No pensando más en ello, se fue a dormir. A la mañana siguiente, despertó sin recordar gran parte de lo que había sucedido la noche anterior. Al abrir los ojos, notó que no estaba en su propia habitación. El cálido sol de la mañana bañaba un cuarto diferente, más ordenado y decorado. Sentía el peso de un brazo fuerte alrededor de su cintura. Al girar la cabeza, se encontró con César, quien le sonrió tiernamente y le dijo: "Buenos días, amor. Ya preparé nuestro desayuno y nos vamos a la prepa. Recuerda, amor, que en la prepa nadie debe saber que somos novios y que vivimos juntos. Yo quisiera decir a los cuatro vientos que te amo, pero tenemos que ser discretos. Esta noche es nuestro aniversario de 5 meses de noviazgo. Te haré el amor como nunca nadie te lo ha dado ni dará. Eres mío y solo mío". Jairo estaba atónito. Intentó procesar las palabras y la situación, pero todo parecía una realidad paralela. Sin embargo, todo lo que César decía tenía una naturalidad inquietante, como si hubiese sido siempre así. A medida que los días pasaban, Jairo notaba cambios. César, el hombre que solía hacerlo sentir miserable, ahora estaba completamente dedicado y protector. Se aseguraba de que nadie lo molestara, de que estuviera a salvo y feliz. A pesar de la extraña forma en que había sido concedido el deseo, Jairo no podía evitar sentirse protegido y, en muchos aspectos, amado. Desarrolló sentimientos hacia César, pero la sombra de duda siempre permaneció en su mente. ¿Era realmente este el tipo de amor y protección que quería? ¿Había otra manera en la que ambos pudieran ser felices sin que uno de ellos hubiese sido manipulado por un deseo mágico? Con el tiempo, Jairo se dio cuenta de que aunque había sido deseado de una forma mágica, podía cultivar una relación genuina basada no solo en deseos, sino en comprensión y comunicación. Así, decidió buscar respuestas sobre la lámpara para intentar revertir el efecto de su deseo. Quería asegurarse de que su relación con César fuese auténtica y no producto de un hechizo. Al final, entendió que el verdadero amor necesitaba crecer en libertad y consentimiento mutuo, y juntos, Jairo y César comenzaron a construir una relación fundada en la verdad, el respeto y la auténtica conexión entre ambos, dejando atrás el pasado de bullying y deseos mágicos.