**De Acosador a Protector: Un Cambio Mágico**

Había una vez un joven llamado Carlos, de 18 años, inteligente, dedicado a sus estudios, pero también tímido y de apariencia poco atractiva. En la preparatoria, Carlos era el blanco constante del bullying, especialmente por parte de Javier, el entrenador de deportes de 33 años. Javier era todo lo contrario a Carlos: musculoso, atractivo y egocéntrico. Para Javier, acosar a Carlos no era más que un entretenimiento cotidiano. Un día, mientras buscaba algunos objetos curiosos en una tienda de antigüedades, Carlos encontró una lámpara que le llamó la atención. El vendedor, un anciano que parecía saber más de lo que dejaba entrever, le ofreció la lámpara a un precio irrisorio. Carlos, sin pensarlo demasiado, la compró y se la llevó a casa. Esa noche, aburrido y desanimado por su situación en la escuela, frotó la lámpara más por curiosidad que por creer en leyendas. Para su sorpresa, la lámpara comenzó a brillar y un genio se apareció ante él. "Puedo concederte un deseo", dijo el genio. Sin realmente considerar las consecuencias, Carlos, agobiado por sus sentimientos de soledad y el acoso continuo, murmuró: "Deseo que Javier, el entrenador, me ame y sea mi novio posesivo y protector". Al día siguiente, Carlos se despertó en su cama, pero no estaba solo. Javier estaba a su lado, sonriéndole con ternura. "Buenos días, amor", dijo Javier suavemente mientras acariciaba el rostro de Carlos. "Voy a preparar nuestro desayuno y nos vamos a la prepa. Recuerda, amor, que en la escuela nadie debe saber que somos novios y que vivimos juntos. Yo quisiera decir a los cuatro vientos que te amo, pero tenemos que ser discretos." Carlos estaba atónito y algo confundido, pero también empezaba a sentir una calidez que nunca había experimentado antes. No sabía cómo reaccionar y solo asintió, dejándose llevar por la situación. Mientras Javier preparaba el desayuno, Carlos no podía evitar pensar en cómo su vida había cambiado de un día para otro. El día en la escuela fue extraño pero emocionante. Javier, aunque mantenía las apariencias de ser el duro entrenador de siempre, le lanzaba miradas cariñosas cuando nadie estaba observando. Esa noche, Javier preparó una cena especial en su apartamento. "Esta noche es nuestro aniversario de cinco meses de noviazgo", dijo Javier con una chispa en los ojos. "Te haré el amor como nunca nadie te lo ha hecho ni te lo hará. Eres mío y solo mío." Aunque la intensidad del anuncio le asustaba un poco, Carlos también sintió una poderosa emoción. ¿Acaso ese deseo había hecho que Javier realmente cambiara? O quizás, detrás de la fachada de entrenamiento y músculos, siempre había habido un hombre capaz de amar profundamente. La noche transcurrió llena de sorpresas y emociones. Al final, mientras yacían juntos, Carlos se dio cuenta de que, aunque el deseo podría haber cambiado la situación, lo que verdaderamente importaba era cómo se sentían el uno por el otro. Quizás, solo quizás, ese amor tenía la capacidad de transformarlos a ambos para mejor. Y así, Carlos y Javier se embarcaron en una relación llena de desafíos, secretos y mucha pasión, aprendiendo día a día que el verdadero amor va más allá de los deseos y las apariencias, y que la magia puede estar en los lugares más inesperados.