Dark Pacts and Possessive Love

Era una noche oscura y tormentosa cuando Ethan, un hombre atractivo, musculoso y multimillonario de 35 años, se encontraba solo en su mansión opulenta. La vida le había sonreído en muchos aspectos, pero había un rincón sombrío en su alma donde habitaban los recuerdos de su difunta esposa y el resentimiento hacia su único hijo, Lucas. Lucas había nacido catorce años atrás, una ocasión que debería haber sido de júbilo. Sin embargo, la tragedia se cernió sobre ellos cuando su esposa murió durante el parto. Ethan, entonces de 21 años, se sumergió en los negocios y el hedonismo, dejando a su hijo al margen de su vida. Era cruel, arrogante y abusivo con Lucas, a quien consideraba débil, un nerd y un perdedor. Lucas, contra todo pronóstico, soportó en silencio las vejaciones de su padre, ocultando una realidad dolorosa: padecía una enfermedad terminal y su tiempo se agotaba. Cuando finalmente intentó liberarse de aquel infierno, se enfrentó a Ethan en una feroz discusión. El estrés de la confrontación provocó en Lucas una crisis tan severa que perdió el conocimiento. Al ver a su hijo colapsar, Ethan sintió por primera vez en su vida una punzada de culpa y remordimiento. Lo llevó al hospital apresuradamente y allí se enteró de la terrible verdad: Lucas tenía una enfermedad terminal. La culpa le inundó, y por primera vez se arrodilló ante su hijo, pidiendo perdón. Lucas, noble de corazón, le perdonó sin dudarlo. Durante las siguientes tres semanas, padre e hijo intentaron recuperar el tiempo perdido, y en un día de campo distinto a cualquier otro vivido, Lucas sufrió otra crisis. Ethan lo llevó de vuelta a su mansión, desesperado. Mientras lo cargaba entre sus brazos sollozantes, murmuraba: "No morirás, no importa lo que tenga que pagar, tú sobrevivirás". Aquella noche, en su desesperación, exclamó con la voz temblorosa: "¡Vendería mi alma y cualquier cosa para que mi hijo sobreviva y me ame!". Fue entonces cuando una figura oscura y terrorífica apareció ante él. Satanás, con una sonrisa que cortaba como cuchillos, le susurró: "¿Cualquier cosa, dices?". Ethan, consumido por el pánico y la desesperación, asintió. Satanás le ofreció un trato: Lucas viviría y no tendría más problemas de salud a cambio de que Ethan se convirtiera en su instrumento maligno, el Anticristo. Con una frialdad escalofriante, agregó que Ethan no tendría sentimientos como caridad, humildad o amor, salvo el amor egoísta y posesivo hacia su hijo. "Matarás a cualquiera que quiera apartarlo de ti", le dijo. Ethan aceptó el trato y, en ese instante, el mal se encarnó en él. Al mirarse en el espejo, vio la oscuridad reflejada en sus ojos y proclamó: "Ahora este mundo será nuestro, Lucas". Se acercó a su hijo, curado, y lo abrazó con una mezcla de amor y egoísmo desmedido. "Cumplí mi promesa, pequeño, vivirás. Ahora haré grandes planes para que dominemos el mundo". Mientras Lucas dormía, Ethan se sentó en su escritorio, donde halló una carta sin abrir. Al leerla, descubrió que era una declaración de amor hacia Lucas. Inmediatamente, el fuego del egoísmo y la posesión ardió en su interior. Averiguó la identidad de quien había escrito la carta, y esa misma noche, con frialdad y determinación, lo asesinó. Mientras lo mataba, susurraba: "Esto te lo buscaste por intentar quitarme lo que es mío. Mi hijo es mío y solo mío. Mataré a quien desee quitármelo". La oscuridad había consumido a Ethan, y su amor egoísta y posesivo se convertiría en una fuerza temible y destructiva, moldeada por su alianza con el mismísimo Señor del Infierno. Ahora, juntos, padre e hijo, tenían un oscuro destino por delante, orquestado por la voluntad de Lucifer.