Dark Dreams: The Hellish Prince

En un rincón olvidado del mundo real, un joven nerd de 14 años llamado Alex sufría a diario la crueldad del bullying en la escuela. Sin padres, sin amigos y con un cuerpo débil, Alex encontraba consuelo en las estrellas del cielo nocturno. Una noche, mientras lloraba en la azotea de su edificio, vio una estrella fugaz y cerró los ojos con fuerza deseando con todo su corazón: "Desearía tener un padre como Lucifer Morningstar." Para su sorpresa, al abrir los ojos, Alex ya no estaba en la azotea de su modesto edificio. Había despertado en un apartamento lujoso, lleno de muebles de diseño y vistas impresionantes de Los Ángeles. Se sentó en la cama sintiendo las sábanas de seda bajo sus dedos. Aún en estado de shock, escuchó una voz familiar. — ¡Hijo! Ya está el desayuno, debes comer bien. Alex se levantó lentamente y caminó hacia el comedor, donde encontró a Lucifer Morningstar, el personaje de la serie que siempre había admirado, colocando un desayuno opulento en la mesa. Lucifer lo miró con una sonrisa afectuosa y le dio un abrazo cálido. — Buenos días, mi pequeño príncipe. Espero que hayas dormido bien. Alex se quedó sin palabras. No podía creer que el diablo mismo, el rey del infierno, era su padre adoptivo. Pero había algo en los ojos de Lucifer que le transmitía una calidez y amor genuino, algo que nunca había experimentado antes. Lucifer, aunque era el rey del infierno, había adaptado su vida en la Tierra para cuidar de Alex. No quería que su hijo supiera acerca de Lux, su famoso bar, ni que descubriera su verdadera naturaleza. Quería proteger al niño de cualquier influencia oscura y asegurarse de que solo recibiera amor y atención. Lucifer se volvió increíblemente protector y celoso con su hijo. Su naturaleza egocéntrica y posesiva se manifestaba en su deseo de ser el único en el corazón de Alex. Había asignado a varios demonios la tarea de vigilar al joven príncipe y asegurarse de que nadie se acercara a él amorosamente. Un día, mientras Alex caminaba por el colegio, notó que muchos de los matones que solían atormentarlo se mantenían a distancia, con miradas de puro miedo en sus rostros. Había oído rumores de que algunos de ellos habían desaparecido por la noche y que otros habían sido encontrados en estado de pánico, murmurando incoherencias sobre un hombre con ojos de fuego. Lucifer no solo había adoptado el papel del padre amoroso; también había dejado claro que cualquier humano que se atreviera a acercarse amorosamente a su hijo sufriría terribles consecuencias. Los demonios seguían todas las órdenes de Lucifer al pie de la letra, y cualquiera que intentara dañar o conquistar el afecto de Alex era primero amenazado y luego, si no desistían, eran torturados y eliminados. A pesar de todo, Alex nunca sospechó la oscura verdad. Todo lo que él veía era a un padre que lo amaba incondicionalmente y lo protegía de todo mal. La coronación de Alex como príncipe del infierno a los dos años había sido un evento memorable, lleno de magia y misterios que él aún no comprendía del todo. Lucifer tenía grandes planes para él y se aseguraría de que su pequeño príncipe estuviera preparado para el futuro que le aguardaba. Aunque Alex nunca descubriera la verdad sobre la naturaleza de su padre, se sentía amado y protegido, algo que siempre había anhelado. En su corazón, Lucifer siempre sería su salvador, su héroe, y su único y verdadero padre. Y así, en esa realidad alternativa, el joven Alex encontró un hogar y una familia, aunque en la forma más insólita y oscura que jamás hubiera imaginado.