Dark Desire: Son of the Hell King

Había una vez un joven nerd llamado Mateo, de catorce años, feo y débil, que vivía en su propio calvario diario debido al bullying constante que sufría. La principal razón de su tormento era su orfandad; Mateo había perdido a sus padres en un trágico accidente unos años atrás y ahora se encontraba solo en el mundo. Sus días de escuela eran una pesadilla, y cada noche se refugiaba en su amor por la ciencia ficción y las estrellas, soñando con un mundo en el que alguien lo cuidara y lo quisiera. Una noche, mientras estaba acostado en el techo del orfanato observando el cielo estrellado, vio una estrella fugaz surcar el firmamento. Cerró los ojos fuertemente y deseó con todas sus fuerzas tener un padre como Lucifer Morningstar, el carismático pero enigmático personaje de su serie favorita, "Lucifer". Increíblemente, su deseo fue escuchado y concedido. A la mañana siguiente, Mateo despertó en una lujosa habitación que nunca había visto antes. Rápidamente se dio cuenta de que ya no estaba en el orfanato. Oyó una voz melodiosa y cautivadora llamándolo desde la cocina. — ¡Ah, te has despertado! Ven aquí, pequeño príncipe. — Dijo Lucifer con una sonrisa que iluminaba la habitación. Mateo se levantó con timidez y se dirigió hacia la cocina, donde estaba Lucifer, el mismo diablo en persona, pero con una calidez paternal que nunca habría esperado. Lucifer, el rey del Infierno, decidió ocultar su verdadera naturaleza. Prometió proteger y amar a su hijo adoptivo de una manera que nadie más podía. El día a día con Lucifer era como un sueño para Mateo. Tenían conversaciones profundas, reían juntos y disfrutaban de la compañía del otro. Pero debajo de esta fachada amorosa, Lucifer era extremadamente posesivo y celoso. Su naturaleza egocéntrica y egoísta emergía en su deseo de no compartir el amor de su hijo con nadie más. Para mantener a Mateo bajo su control, Lucifer desplegó varios demonios vigilando cada movimiento del chico. Su misión era simple: asegurarse de que ningún humano se atreva a acercarse románticamente al chico y reportar cualquier intento. Un día, un compañero de clase de Mateo, llamado Daniel, empezó a mostrar interés por él. Daniel era amable y entendía las luchas de Mateo mejor que nadie. Los demonios informaron rápidamente a Lucifer, quien en un primer intento, amenazó a Daniel discretamente, asegurándose de que alejase de Mateo. Sin embargo, cuando Daniel persistió, Lucifer, sin vacilar, lo capturó y lo llevó al inframundo. Mateo, sin saber nada de esto, solo sentía que las pocas personas que intentaban acercarse a él desaparecían misteriosamente. Su confusión creció, y a pesar del amor evidente de Lucifer, el vacío en su corazón parecía empeorar. Un día, no pudiendo contenerse más, Mateo enfrentó a Lucifer. — Papá, ¿por qué todos los que intentan ser amables conmigo desaparecen? — le preguntó con lágrimas en los ojos. Lucifer, atrapado entre el amor y la verdad, abrazó a Mateo con fuerza. — Lo hago por tu bien, mi pequeño. Nadie en este mundo te amará como yo lo hago. Tu seguridad y felicidad son lo más importante para mí. — Respondió, pero sus ojos reflejaban la verdad oculta de su alma. Mateo, sintiendo el peso de esas palabras, empezó a darse cuenta de la realidad oscura detrás del amor protector de su padre. La vida junto a Lucifer era un paraíso y un infierno a la vez. A pesar del amor incondicional, Mateo no podía ignorar el coste. Entendiendo la naturaleza dual de su padre, Mateo prometió cambiar a Lucifer desde dentro. Tal vez, algún día, haría que su padre entendiera que el verdadero amor no necesita control ni posesión, sino libertad y confianza incondicional. Y así, su vida continuó con la esperanza de encontrar ese equilibrio, mientras Mateo y Lucifer navegaban juntos las complejidades de su relación única en un mundo donde amor y oscuridad coexistían bajo el mismo techo.