**Corazones Partidos: La Tragedia de Aurelio y su Amor Perdido**

La historia de Aurelio Casillas, conocido como el Señor de los Cielos, comenzó mucho antes de que se convirtiera en una figura temida en el mundo del narcotráfico. En su infancia, Aurelio era solo un niño más en su modesto vecindario, con sueños y esperanzas dignos de cualquier niño. Fue en esos años de inocencia cuando conoció a un joven de su misma edad. Este joven no ostentaba una apariencia llamativa ni vestía con prendas costosas. Sin embargo, su corazón estaba lleno de buenos sentimientos y una pureza avasalladora. Los dos se volvieron inseparables, forjando una amistad que parecía indestructible. Para el joven, Aurelio se convirtió en el hermano que nunca tuvo. Pero para Aurelio, los sentimientos eran más profundos. Se había enamorado de su amigo, un amor que, en su inocencia infantil, no sabía ni cómo expresar ni cómo manejar. Un día, decidido a confesar finalmente sus sentimientos, Aurelio se encaminó a encontrar a su amigo, solo para ver, a la distancia, cómo besaba a una amiga. Sin saber que el joven estaba en realidad rechazando el beso, Aurelio, con el corazón roto, salió corriendo, jurando nunca volver a enamorarse y a nunca permitir que sus sentimientos lo hicieran débil. En los días que siguieron, el joven intentó hablar con Aurelio, pero Aurelio, consumido por su dolor y rabia mal interpretada, lo rechazó tajantemente. "No quiero ser amigo de débiles", le dijo antes de golpearlo y romper la amistad que alguna vez habían valorado tan profundamente. A partir de ese momento, sus caminos se separaron drásticamente. Aurelio, impulsado por la desesperación y la amargura, encontró en el narco tráfico una manera de escapar de la pobreza, convirtiéndose en el más temido y poderoso de todos, el Señor de los Cielos. El joven, por otro lado, siguió un camino de justicia y se convirtió en un policía comprometido con sus principios. Años más tarde, el destino los volvió a unir de la manera más inesperada. El joven, desconocedor de que su misión de atrapar al Señor de los Cielos lo llevaría a encontrarse con su viejo amigo, fue capturado por los hombres de Aurelio. La reencarnación de su pasado en forma del narco más buscado, lo horrorizó. Aurelio, al verlo, reconoció inmediatamente al joven que alguna vez había sido todo para él. Amaba y odiaba al joven con la misma intensidad, una mezcla tóxica que había crecido con los años. Decidido a vengarse por aquella vieja herida, Aurelio ordenó dejar al joven amarrado y a solas con él. La corrupción de su alma lo llevó a forzar una relación sexual con aquel que una vez había llamado hermano, cegado por la idea de venganza y poder. El joven, devorado por el dolor y la humillación, confesó entre lágrimas que siempre había esperado amar verdaderamente antes de entregarse a alguien y que el beso de aquella amiga había sido rechazado en su momento. Tocado por una verdad que había ignorado por tantos años, Aurelio sintió por primera vez el peso del remordimiento. En un intento desesperado por corregir sus errores, se acercó al joven para pedirle perdón, confesando que siempre lo había amado. La respuesta del joven fue fría y contundente: "Eso no es amor. A la persona que se ama no se le hace daño." Sumido en el arrepentimiento, Aurelio prometió cambiar. Le propuso al joven un matrimonio de apariencia, para salvaguardar la dignidad de ambos, a lo cual el joven accedió bajo la condición de que Aurelio rompiera con todas sus amantes. Así lo hizo Aurelio, colocando al joven como su único foco de devoción. A pesar de esto, el joven no podía olvidar ni perdonar fácilmente el daño que Aurelio le había causado. Para Aurelio, era un reto diario intentar recuperar el amor y la confianza del único ser que había amado sinceramente. Continuó esforzándose, consciente de que el perdón y el amor verdadero no se consiguen a través de acciones inmediatas, sino con tiempo, paciencia y redención. La historia de Aurelio Casillas no es solo la de un narco poderoso y temido, sino la de un hombre que, a través del dolor y el amor no correspondido, luchó por redimirse y recuperar el trozo de humanidad que creía haber perdido para siempre.