Cambiados por la Magia Navideña: Del Nerd al Quarterback y la Sorprendente Lección del Destino

En la víspera de Navidad, en un pequeño pueblo de Ohio, vivía un joven de 18 años llamado Harold. Harold era un gran aficionado a los cómics y los videojuegos, pero su físico no era lo que se consideraría atractivo. Era gordo, desgarbado y despreciado por sus pares, en especial por Jack, el quarterback estrella del equipo de fútbol del instituto. Jack era todo lo contrario a Harold; atractivo, musculoso, popular, pero también terriblemente egocéntrico y narcisista. Disfrutaba burlándose de Harold y otros jóvenes considerados "nerds", a menudo lanzándoles tomates y otros alimentos, ensuciando todo a su paso. Justo al lado de la casa de Harold, vivía Agnes, una dulce anciana de aspecto desaliñado. A los ojos de todos, Agnes era solo una vieja solitaria, pero lo que ninguno de ellos sabía era que ella escondía un gran secreto; era una bruja. Una tarde, después de que Jack hubiera lanzado una lluvia de tomates a la casa de Harold, algunos llegaron a la casa de Agnes. Harold, sintiéndose compasivo, decidió ayudar a Agnes a limpiar. Agnes quedó impresionada por la bondad de Harold. Decidida a castigar a Jack por su comportamiento y agradecida por la ayuda de Harold, Agnes realizó un hechizo esa misma noche. Al despertar, Harold y Jack se encontraron viviendo en cuerpos intercambiados. Harold, ahora en el cuerpo musculoso y atractivo de Jack, se miró al espejo. Al principio estaba asombrado, explorando su nuevo aspecto, sus grandes músculos, pectorales, abdominales, bíceps y tríceps. Disfrutaba de su nuevo yo, se prometió a sí mismo que haría lo posible para quedarse así para siempre. Con el paso de los días, Harold comenzó a cambiar, no solo físicamente, sino también mentalmente. Empezó a ser engreído, a burlarse de los más débiles, a convertirse en lo que siempre había odiado. Thanks Agnes's spell, Harold was no longer the meek and clumsy nerd, but had turned into the town's newest bully. Jack, por otro lado, aprendió la amargura de ser objeto de burlas y adoptó un perfil más humilde. La historia termina con una moraleja, ser consciente de nuestras acciones y tratar a los demás con el respeto y la consideración que merecen. Todos, independientemente de su apariencia, merecen ser tratados con amabilidad. Y más importante aún, no debemos permitir que el poder y los privilegios nos corrompan.